Spurgeon y su fe como predicador
“Los
evangelistas son hombres llenos de fe. Los evangelistas llenos de fe creen que
Dios ha hecho que su palabra fuera escrita, y apareciera en una forma verbal de
revelación. Por lo tanto, ellos tienen un mensaje para anunciar que no es de
ellos sino de Dios, y de eso están seguros. Sostener dudas en cuanto a si la
Escritura es totalmente inspirada por Dios equivale a instantáneamente perder
toda la verdadera autoridad que se requiere para ser un predicador evangelista.
Ningún hombre puede ser un predicador completo si no sostiene completamente que
la Biblia es inspirada por Dios. Ella dice ‘creí por lo tanto hablé’. Un
escritor moderno sobre la predicación ha dicho, ‘nuestro gran pecado moderno en
relación con la predicación es la carencia de fe’.
Spurgeon
dijo:
"¿Cuán
a menudo escuchamos esta pregunta, cuál es la razón por la cual tal y tal
predicador tiene el poder en la predicación? Puedo decirles con seguridad que
tal poder no procede de su dignidad. Tampoco procede de su excelente memoria,
ni de su coraje para predicar, ni de la oratoria que usa, el poder le viene de
su fe. El cree que Dios está con él, y actúa en relación con eso. Cree que su
predicación salvará almas, y la predica e conformidad a esa creencia. Habla con
osadía de que Dios lo ha enviado a predicar, sabiendo que lo que dice es cierto
y que debiera ser recibido". Esto lo dijo mientras era predicador en la
iglesia en New Park Street.
“La
relación de la fe a la predicación tiene muchos aspectos. La fe es esencial con
respecto al contenido que lleva el mensaje. El predicador que solamente predica
de forma intelectual no está siguiendo esta regla escritural ‘creí por lo cual hablé’
(2Co.4:13). O sea que tiene que tener la autoridad de Cristo en cuanto a lo que
predica.
“Somos
llamados a declarar mucho que está más
allá de nuestra comprensión o entendimiento. La Santa Trinidad y la Encarnación
del Hijo de Dios envuelven misterios que van más allá de nuestra comprensión. Y
lo mismo se aplica a las verdades del corazón que tienen que ver con la forma
en que Dios salva al pecador. El problema de los híper calvinistas es que dicen
que es irracional decir que todos hombres están muertos en delitos y pecados,
sin habilidad para responder, y sin embargo pedirles que crean y vivan. A esta
equivocación Spurgeon respondió:
‘Verdaderamente,
sería ocioso también repetir que la predicación es un acto de fe, y que por
medio del Santo Espíritu, él obra milagros espirituales. Si nosotros todo lo
hiciéramos por nosotros mismos y no esperáramos divinas intervenciones, pues
entonces para mantenernos dentro de los límites de la razón, les pediríamos a los
hombres que hicieran aquello que solamente que tienen poder para hacer. En ese
caso le pediríamos a los que están vivos que vivan, a los que ven que miren y a
los que ya quieren, que quieran. Pero hermanos, ¿dónde está el poder y la
victoria de la fe si nuestro ministerio es eso y nada más?’.
“De
la misma manera Spurgeon responde a los arminianos la objeción de ellos de que
si Dios es soberano en todas las cosas los hombres no pueden ser responsables
por sus pecados. Spurgeon hace la siguiente pregunta:
‘¿Puedes
tú entender, porque yo no, como es que un hombre es una criatura libre, un
agente responsable, y que de esa manera es responsable de su propio pecado y no
puede culpar a Dios de ello, y sin embargo al mismo tiempo los propósitos de
Dios se cumplen y además su voluntad es hecha tanto en el pecador como en los
mismos demonios? En verdad que no comprendo eso. Sin embargo sin ninguna clase
de duda lo creo y me regocijo en eso. Y nunca espero poder comprenderlo. Yo
adoro un Dios que no espero comprender completamente... ahora negar esta verdad
por el hecho de que no lo entienda, equivaldría a renunciar a una gran cantidad
de conocimientos muy importantes’.
“La
fe es importante para el evangelista porque le da seguridad de las cosas que no
se ven, y hace que el contenido de su mensaje se vuelva real; cuando la
destrucción de los pecadores es un hecho que cree firmemente, y lo mismo en la
existencia del infierno, eso pone sobre él una gran carga y hace que al
predicar se le llenen los ojos de lágrimas y le rompa el corazón. Spurgeon a menudo
decía ‘toda mi alma agoniza por la salvación de los hombres, cada nervio de mi
cuerpo se encuentra tenso hasta el máximo, podría perder mis ojos con el
llanto, incluso daría mi propia vida si con eso fuera capaz de salvar almas’.
“La
predicación tiene eternas consecuencias y donde eso se ignora se refleja en el
púlpito. Aquello de que antes se veía al predicador con los ojos húmedos, no se
podrá ver cuando la fe es débil. Dios le da la primera importancia a la fe
porque ella le glorifica. En los últimos párrafos que Spurgeon escribió antes
de morir dijo, ‘debemos tener la suficiente fe para cuando pasemos, y cuando la
historia de nuestra vida sea escrita, cualquiera que la lea no piense que nos
hicimos a nosotros mismos, sino que fuimos una obra de la mano de Dios en quien
por su gracia, él ha sido magnificado.
Dios obra más a través de nuestros sentimientos que de nuestras ideas y
pensamientos profundos’” (Héroes, Ian
Murray, pags, 282-285, 286,287).
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