El pastor que se jubila y la iglesia que deja
Josué
19:49,50
“Y después que acabaron de
repartir la tierra en heredad por sus territorios, dieron los hijos de Israel
heredad a Josué hijo de Nun en medio de ellos; según la palabra de Jehová, le
dieron la ciudad que él pidió, Timnat-sera, en el monte de Efraín; y él
reedificó la ciudad y habitó en ella”.
Por medio de
Eleazar se los dijo, del mismo modo que Hebrón le fue dado a Caleb (14:6). El
nombre de la ciudad tiene dos significados, “porción abundante” y “un lugar en
el sol”. ¡Qué bonito esto! ¿No se lo merece? ¿No ha luchado tanto? ¿Por su
medio Dios no ha dado a todos más de lo que él pide? Recompensaron a su héroe,
a su hermano como compañero, amigo, a su veterano combatiente, el más viejo de
todos, a un santo varón de Dios. Oh que la iglesia haga lo mismo con sus buenos
pastores (1Co.9:7), especialmente cuando se retiran y se acaba la contienda.
El
no dijo, "me retiro, mi futuro es vuestra historia, denme algo, lo merezco
¿no?". No pide recompensas, sino que Dios le dijo que no fuera a vivir
apegado a alguna familia. El no lo pidió, ellos conforme a la Palabra de Dios se
la dieron. Y una herencia inferior a la de todos porque ellos no tuvieron que
reedificar sus casas y sus muros, las hallaron nuevas y listas para su uso sin
embargo, contento con lo que tenía,
tuvo primero que reconstruir su vivienda antes de asentarse con su familia en
ella. La iglesia debe pensar en el
pastor que tras años de trabajo se retira y no dejarlo con las manos vacías,
que sienta que han sido ingratos o que mejor hubiera trabajado otra cosa hasta
su jubilación.
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