Fuimos creados para ser hijos y no adoradores
Éxodo 20:8-11
“Acuérdate del día de reposo para santificarlo”.
El día de reposo tiene un uso religioso nacional, una ley ceremonial para mantener el culto a Jehová dentro de la familia y el individuo; aparece no como el primer mandamiento; está precedido por una teología correcta y una vida honesta; para llegar al día de reposo y a la adoración colectiva sin hipocresías; y no involucrarse en las ceremonias, los sacrificios, las alabanzas y las ofrendas teniendo en poco la forma de vida y la conducta diaria. Cada día de reposo debiéramos venir preparados. Dios da prioridad a la obediencia antes que a la adoración pública. También el día de reposo es para poner ante Dios todas las cosas en orden.
Ojalá que los cristianos que nos reunimos los domingos, día en que la resurrección de Jesús sacudió el hades, lo respetáramos tanto como la ley pide para el sábado, “porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Señor bendijo el día de reposo y lo santificó”.
Moisés tenía en sus manos los relatos de la formación del mundo y las tablas de la ley, y procedió a organizar los períodos de la creación de acuerdo a ella, y los sintetizó dentro de una semana, especialmente por un motivo sabático y por causa de la palabra de Dios. Si lees el relato de Ge. 1 encontrarás que nada se dice del séptimo día. El Señor creó el mundo de domingo a viernes, el domingo hizo la luz y el viernes, el último día, hizo al hombre.
Los versículos 1-3 del cap. 2 son una interpretación del autor de Génesis, o sea, de Moisés. No lo bendijo y lo santificó porque fuera, como un día, más santo que los demás días sino porque no creó nada, “porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”. Y aquí santificar significa dejar de trabajar, respetarlo. Si fuéramos a ser consecuentes con el relato, el sábado sería un día de reposo laboral, pero Dios por esa razón lo escogió para la adoración. Porque Dios reposó nosotros debiéramos también hacerlo. No hay ninguna indicación de que ese día en el principio fuera seleccionado para la adoración. La adoración viene después de la caída.
El hombre fue creado para disfrutar a Dios y la creación, no para adorar. La adoración, al menos en el hombre, surge por motivo de la desobediencia, el orgullo, la rebelión y la prepotencia. Adán fue creado para gozar a Dios y la creación, para glorificarlo, darle gracias, obedecerlo, servirlo, tener una relación paternal con él, en el vínculo de amor y gratitud. Por eso es que vino la fe para adoración. Adán y Eva fueron creados como hijos no como adoradores. El documento que Moisés usa no dice nada que Dios bendijo el sábado y lo santificó, eso lo dice Moisés, no por la historia de la creación sino por la ley dada por Dios a él en el monte Sinaí. Así que si vamos a situar el sábado “santificado", hay que colocarlo dentro de la ley.
El sábado como día especial para Dios está en función de la ley mosaica, es un ajuste espiritual del último período de la creación; y cuando los cristianos aprendieron la salvación por gracia por medio de la fe y no por obras, por la justicia y conducta de Jesús no la propia, comenzaron a regocijarse en el esplendor de la resurrección, le dieron la espalda al sábado judío y cantaban, oraban, cenaban y predicaban el día siguiente, mirando el antiguo día de reposo como una sombra de la nueva creación.
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