Qué mujer puede ser la esposa de un pastor


Ezequiel 44:22, 23

"Ni viuda ni repudiada tomará por mujer, sino que tomará virgen del linaje de la casa de Israel, o viuda que fue viuda de sacerdote".

¿Qué mujer puede ser la esposa de un ministro? Aunque estos requisitos sacerdotales no se pueden aplicar estrictamente a la futura compañera de un pastor evangélico, vale la pena hacerles un poco de caso. No debe ser una mujer estándar, tiene que ser una criatura excepcional y una compañera ideal, un reposo para su marido y una cantera de ánimos.  
La esposa del sacerdote no debía ser una mujer divorciada, repudiada por su marido. Si ya otro no quiso o no pudo vivir con ella (o ella quiso pero no logró serlo) ¿cómo lo hará un sacerdote? Si ha sido una buena mujer pero ha quedado viuda, ¿quién garantiza que siendo una mujer formada (o influida) por otro hombre con sus costumbres, gustos y valores, no entren en conflicto con el santo ministerio de su nuevo esposo? Aunque hay viudas que son muy competentes y darían la talla, Jehová dice que no. Era mejor que el sacerdote no eligiera una viuda, excepto si ella había sido la mujer de otro sacerdote como él, que conociera su oficio y lo amara. Calvino se casó con una viuda y la amó mucho.
La mujer de un sacerdote debía ser santa y no traer a la nueva unión costumbres que su otro marido les enseñó, celosa de buenas obras, buscadora de la gloria divina, no amante de este mundo sino una señora piadosa, espiritual y con los ojos puestos en el Invisible y no en las vanidades del mundo. (Isa.8:3) y a la vez  como la mujer de Ezequiel es “el deleite de sus ojos” (Eze.24:16). Discreta y guardadora de secretos, buena consejera para las jóvenes, respetuosa de su marido en público, que lo cuide sin ser celosa, que no sea avariciosa ni se crea mejor que las otras. Como el pastor debe ser el mejor cristiano de la congregación, su mujer debe ser la mejor cristiana de la iglesia.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Hiel de Betel, mal padre

Ahuyenta los pájaros y las aves de mal agüero

El altar de tierra