Gloria a Dios por la familia Spurgeon
(Susana Spurgeon, tomado de la Autobiografía de su esposo Spurgeon, Pag.63)
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A veces pienso que Spurgeon vivió, predicó, sufrió y escribió para mí, que Dios lo envió a este mundo para que me ayudara como cristiano y ministro. Cuando Dios pensó en Spurgeon pensó en mí y dijo para sí mismo: “Lo llenaré de gracia para ponerla al alcance de Humberto”; y cada vez que este pobre ministro se siente “roto como una vasija de barro” (palabras de Spurgeon), él se acerca a sus huesos, quiero decir a sus escritos, porque sus huesos muertos tienen más vida que los míos vivos, mi alma muerta resucita.
Nunca he podido predicar un sermón suyo pero los he leído casi todos, y aunque son bellos y hacen arder el corazón, lo que más me gusta es su vida cristiana, la gracia que lo formó como la viva estampa de Cristo. Nada nos da Dios para nosotros solos sino para que lo compartamos con otros.
Las palabras de algunos hombres aunque estén en el cielo siguen edificándonos porque fueron dadas por el Espíritu Santo para que nos amemos unos a los otros, para que nos debamos unos a otros y alabemos al Señor por esos hijos que él tiene. Están ya muertos y nos ayudan a vivir, todavía decimos “gracia, gracia a ella”. Este mundo sería un árido desierto si ellos no hubieran existido. ¡Qué muertos viven aquellos que no tienen a su alcance hombres y libros así! Nadie leyéndolos puede dudar de la existencia de Dios y de un mundo venidero; y mientras haya hombres y libros así, habrá Dios en la tierra.
Y a propósito sobre las frustradas vacaciones de la familia Spurgeon, también tiene razón, más grande que nuestros planes y metas es la voluntad de Dios. Para vivir mejor en 2010 sólo una cosa es necesaria: Fe.
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