No andes desanimando la iglesia


Cada cual ayudó a su vecino, y a su hermano dijo: Esfuérzate. El carpintero animó al platero, y el que alisaba con martillo al que batía en el yunque, diciendo: Buena está la soldadura; y lo afirmó con clavos, para que no se moviese (Isa. 41:5-7).

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Puede que sin quererlo desanimes a tus hermanos. Examina lo que dices y haces para que eso no ocurra. ¿Qué te parece esa porción bíblica? Aquí no está hablando de una confederación espiritual de israelitas. No está refiriéndose a la historia de alguna conquista del pueblo de Jehová. Es la alianza de los enemigos. Nota la unión de ellos, cómo se animan los unos a los otros y se estimulan para la guerra; ¿no son ejemplo así los perversos? ¿No aprenderemos de ellos? En época de guerra espiritual, los enemigos se unen y se animan para destruir la iglesia, como los antiguos fariseos, saduceos y herodianos se unieron para combatir el testimonio de Jesús. Los liberales, esos filisteos que habitan en el territorio de Israel, agarran sus herejías y se las pasan a los científicos ateos y les dan armas bíblicas para que digan que la Biblia contiene mitos, que no es inerrante, que la tierra es anciana y que Darwin supo más que Moisés y que Jesucristo.

Cada uno sabía que su vecino se preparaba para salir a la guerra y viendo su atraso y que le faltaba preparación, que sus armas no estaban afiladas, se llegó a su casa y lo ayudó. Los hermanos se prepararon para la guerra y salieron juntos y si uno se desanimaba le decía el otro, esfuérzate. El carpintero que no sabía nada de joyas y ornamentos y viendo que su colega no tenía las virtudes de un soldado le dijo algunas palabras patrióticas y otras que le hicieran soñar con los tesoros de Israel y despertó en él la codicia para combatir por interés propio. Y los que trabajaban juntos en el mismo taller, y el que alisaba con martillo alabó el trabajo del que batía en el yunque y le dijo que le había quedado muy bien la soldadura y el herrero le añadió unos clavos para que no se moviera.

Promueve la unión de la iglesia aun entre los que son diferentes, ayuda al que necesita preparación, anima al que es tímido y de ánimo apocado y concede un pequeño elogio al que se esfuerza por servir bien, dile palabras de fortaleza, no lo critiques, no digas nada que le apoque su fe o le haga menor su esperanza; ayúdalo a triunfar, en la unión está la fuerza. Nuestra victoria es en conjunto. No le digas al platero que su trabajo tiene escorias ni al que alisa con martillo que hace mucho ruido su golpeteo, porque cada uno hace lo que puede. Afirma con clavos a tu hermano para que no se mueva. Haces mal en andar desanimando a los creyentes. Cuida el ánimo de tu iglesia.

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