Su disgusto, que Dios fuera el dos
1 SAMUEL12: 1-5
“Ahora,
pues, he aquí vuestro rey va delante de vosotros. Yo soy ya viejo y lleno de
canas; pero mis hijos están con vosotros, y yo he andado delante de vosotros
desde mi juventud hasta este día”.
“Soy viejo y lleno
de canas, pero díganme con quién he hecho un mal negocio, le he hecho trampas o
lo he robado” (paráfrasis). Samuel no está resentido porque lo hubieran
sustituido porque de todos modos las guerras las ganaba Saúl con su compañía
(11:7), ahora Dios estaría en segundo
lugar después del rey, o la monarquía, ya que Saúl no le daría la primera
posición, sino que la ocuparía él mismo. Ese era en esencia su disgusto, que
Dios fuera el dos y no el uno, beta y no alfa, b y no la a. Dios les ayudaba (11: 6), pero sin que
tuviera la preeminencia (Col. 1: 18);
Cristo no estaba a la diestra de Dios sino a la izquierda. Por eso, oh Dios,
suspiro y lloro, icabod (4: 21,22). “He gastado mi entera vida sirviéndoles. En
suma, he sido un hombre honrado ¿no es cierto? ¿Por qué quieren entonces algo
más que yo? ¿Por qué quieren algo más que Dios? El problema de la guerra lo
resolvería Dios, con un juez; ustedes piensan que lo resolverá un rey; las
guerras les vienen por desobediencia y las perderán por igual razón; lo que
necesitan es fidelidad a la palabra de Dios y podrán prescindir de cualquier
organización de hombres y de instrumentos humanos. Con mi buen testimonio, mi
forma de juzgar los asuntos y la bendición de Dios, tienen”. Oh Señor que no creemos nuevas organizaciones sino
mejoremos nuestra calidad de vida cristiana. Si eres el segundo eres el último,
hay muchísimos que en todo quieren la preeminencia y “reinar sin ti” (1Co.4:8).
Ese es nuestro disgusto teológico, que Dios sea el dos y no el primero, o “el
alfa y la omega” (Apc.1:11).
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