Las armas tienen sustitutos, pero no Dios
1 SAMUEL 13: 19-22
“Y en toda
la tierra de Israel no se hallaba herrero; porque los filisteos habían dicho:
Para que los hebreos no hagan espada o lanza. Por lo cual todos los de Israel
tenían que descender a los filisteos para afilar cada uno la reja de su arado,
su azadón, su hacha o su hoz. Y el precio era un pim por las rejas de arado y
por los azadones, y la tercera parte de un siclo por afilar las hachas y por
componer las aguijadas. Así aconteció que en el día de la batalla no se halló
espada ni lanza en mano de ninguno del pueblo que estaba con Saúl y con
Jonatán, excepto Saúl y Jonatán su hijo, que las tenían”.
Fue una estrategia filistea que
desarrollaron con el tiempo en sus incursiones, un programa de desarme a
Israel, dejarlo sin medios para defenderse, no molestarlos demasiado para que
no buscaran alternativas e importaran armas o trajeran herreros de otros países
en vez de preparar los propios. Hoy, el que mejores armas tenga es el que gana
la guerra. ¿No crees que los países en carrera de armamentos debieran
presupuestar menos para la defensa nacional, o al menos tanto como para ayuda
social y programas de educación, desarrollo y salud? Eso fue lo que hizo
Nabucodonosor, llevarse los herreros y no dejar ni uno (2 Re. 24:14). ¡Dígame
usted, sin hacer la voluntad de Dios y sin armamentos! La situación desde el
punto de vista militar era crítica pero propicia para llenar todo el espacio
con Dios, de todos modos, otrora con la espada de Gedeón unida a la de Jehová
era suficiente (Jue. 7: 20). En tiempos de Sansón no vemos que haya habido
espada, él utilizó un hueso para pelear, pero no una espada. Y aunque en
tiempos de Elí hubo batallas sabemos de ondas, piedras, palos, arcos, flechas,
pero no espadas. Y así en la batalla de Saúl contra los amonitas. Y en tiempo
de Samuel además de aquellas cosas, ellos ganaron contra los filisteos con
truenos (7: 10). Ya ves, las armas tienen sustitutos inferiores, tienen
complementos, lo que no tiene sustituto
es Dios. Dios puede llenar todo lo que haga falta, lo que no se puede
llenar es el espacio que deje Dios (14: 15, 20).
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