Pablo llevaba en su caja, libros, no arrepentimientos y fe
Mateo 22:14
“Porque muchos son los llamados
y pocos los escogidos”.
Si desmiembras un poco el versículo podrás notar que en
la primera parte es donde entramos y trabajamos nosotros, “son muchos son los
llamados”, o sea en la evangelización, en llamar a los pecadores al
arrepentimiento, pero en concedérselos no es de nosotros. No lo llevamos en un
bolsillo ni en el cinto. No llevamos en el bolsillo un puñado de
arrepentimiento. Pablo podía llevar en una caja los libros y los pergaminos
pero no el arrepentimiento que predicaba y decirles a sus llamados “aquí lo
tienes, tómalo, te lo obsequio”. El no lo hizo ni nosotros tampoco podemos
hacerlo. No podemos repartir arrepentimientos
según queramos, es Dios quien lo
da. Tampoco podemos dar fe a nadie, y decirle a cualquiera toma un poco de la
mía la comparto contigo. Llamamos a nuestros amigos a creer, insistimos en que
crean lo que les enseñamos, pero no podemos hacer más.
Aparte de orar. Podemos
compartir nuestro ejemplo de fe, la experiencia que tenemos de fe en Dios, explicarles ejemplos de fe que abundan
en la Biblia, pero sencillamente es el Espíritu Santo el único que puede hacer
que una persona crea el evangelio que le predicamos. Entonces hay que seguir
llamándolos al arrepentimiento y a la fe como si fuera de ellos “poner” ambas
cosas cuando sabemos que no las tienen. Y al ver que no las tienen y no pueden
ante Dios fingirlas, entonces las piden. No a un fulano como un mengano sino a
Dios. No debemos desistir de llamar y llamarlos, vengan o dejen de venir, y
seguir llamándolos. La mayoría hará de oídos sordos pero algunos de los
escogidos de Dios y en sus tiempos, volverán sus rostros y regresarán por el
camino que les hemos dicho que tomen. Y aunque no le guste esta última oración
que voy a escribir, con mucha gratitud a Dios afirmo que en la salvación Dios
escoge y selecciona, y esa es la única razón por la cual nosotros creemos y
estamos firmes mientras otros no.
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