El genuino éxito es la gloria de Dios


Mateo 26:8
"¿Para qué este desperdicio?". 

La palabra significa perdición. Usar el perfume de esa manera es perderlo. No pienses que desperdicias tu vida y que lo que das a Jesús es un desperdicio. Ni valores lo que haces por lo que consideras un éxito o porque puedes demostrarte tu utilidad. Puedes sentirte inútil y en realidad no serlo. Éxito no es lo mucho o lo poco que has hecho sino lo fiel que has sido. Si el éxito cristiano es algo recibido del Señor y no admite gloriarse, tampoco deprimirse si es poco. El genuino éxito es la gloria del Señor.

Cualquiera que sea la vocación secular, si se hace como para el Señor, no es un desperdicio aunque sea pobremente remunerada o la reciban malagradecidos. Tomar el precio de una vida y darla a los pobres es bastante pero no tanto como darla a Jesús. Si en el caso cabe tal distinción porque el amor a Cristo en los pobres se sublima. No te meta el diablo en la cabeza que si envejeciste sirviendo a Jesús has desperdiciado tus días. Eso te lo susurra Judas en el oído. Si fuera Pablo te habría dicho no estimo mi vida preciosa para mí mismo (Hch.20:24).

El fin del dinero y de la vida es Jesús; dar a Jesús lo que más valga de nosotros es un privilegio y es el mejor uso, glorioso, que le podamos dar. Todas las cosas que llegan hasta él están bien usadas. Hay otras cosas que parecen mejor usadas, que son más prácticas que la adoración, sin embargo no es así. El tiempo, los dones, la vocación que se derraman diariamente en el Señor, aparentemente se pierden, se los traga la tierra, el tiempo y la nada. Si así fuera entonces se gana porque la verdadera consagración es perderlo todo por él para ganarlo todo en él. En la historia cristiana se escribirán los nombres de aquellos que no hayan vivido para sí mismos sino para él. Algunos a Jesús, de todo lo que son y tienen, se lo van dando gota a gota. No lo derraman, como esta señora con su perfume. Me refiero a ellas y ellos cuyos nombres merecen la inmortalidad histórica y piensan que usar un cuentagotas  sería tacañería.

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