Sin amigos en el cielo
Lucas 16:1-14
1 Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes. 2 Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo. 3 Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. 4 Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas. 5 Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? 6 Él dijo: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta, siéntate pronto, y escribe cincuenta. 7 Después dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. Él le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta. 8 Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz. 9 Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas. 10 El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. 11 Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? 12 Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro? 13 Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. 14 Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él.
Esta es una parábola complicada, como lo es hablar de dinero a la iglesia y pedirles (v. 8), que les hagan bienes a los amigos pobres si quieren hallarlos en el cielo (v. 9); es decir de cierto modo está apoyando la utilización del dinero en el trato personal evangelístico. Ese concepto de liberalidad con los bienes propios y el respaldo financiero a la Palabra de Dios causó irritación y burla por parte de los pocos generosos fariseos (v. 14).
El propósito de esta historia hay que hallarlo en el impacto que produjo dentro de los fariseos avaros y en la aplicación final que Jesús le hace (vv. 13,14); que el que muestre severo apego al dinero como si fuera un dios adorable, no podrá adorar a Dios porque ya con plata y oro, piedras preciosas y papel moneda, se ha hecho ídolos en su corazón; y como he dicho, los adversarios de Jesús que le escuchaban tratar con desdén el dinero, llamándolo injusto, y utilizarlo para enriquecer verdaderamente a los amigos (v. 11), para el bien espiritual de ellos (v. 9). Se reían de él y hacían chistes al respecto considerando que era una tontería regalar dinero a los pobres o prestárselos sin intereses; que la amistad y la religión era una cosa y el dinero otra y que en cuestión de negocios no se debe perdonar a nadie ni acortar el provecho propio debido a cualquier relación humana que se tenga.
Jesús advirtió especialmente a esos líderes religiosos, que si no eran fieles administradores de sus posesiones ni tampoco ayudaban a los necesitados, serían despedidos de sus funciones por no ser dignos de confianza espiritual por parte del Señor (v. 11). Las riquezas “verdaderas” son las espirituales y que tienen que ver con el ministerio de la Palabra de Dios. Nuestro Señor les dice que si esa administración de dinero y de Palabra de Dios eran bienes ajenos que debían administrar con más celo que lo propio, tampoco eso se les concedería porque el que no es fiel en lo poco menos fiel es en lo mucho, y el que es tacaño con el dinero no merece tener a su cargo las “justas riquezas” espirituales de Dios (v. 10).
El personaje central de la parábola es un hombre mal administrador pero sagaz, que siendo descubierto en sus malos manejos con las propiedades de otro, al verse sorprendido (v. 1) corrió a los negocios de los deudores y alteró en presencia de ellos los números en los libros de contaduría a cambio que con tales sobornos pudiera tener de quienes vivir en lo adelante (v. 4). Jesús no está elogiando la corrupción de este administrador sino enseñando a sus oyentes a ser generosos con los amigos y en tiempos de crisis ofrecerles la ayuda que necesiten, pues poca esperanza tiene como evangelista triunfante y que lo reciban amigos en el cielo “el hombre de la mano seca”.
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