No le des tregua a Dios


"No le des tregua"” (Isaías 62:6, 7).

Estas palabras han sido dichas en relación con la edificación y reconstrucción de la iglesia. Para eso nadie es suficiente. Una parte esencial de ese empeño es la oración. En una forma antropomórfica, como si Dios fuera un guardia que hay que a mantener despierto, se nos pide que no le demos tregua o lo que es lo mismo que no le demos ningún descanso. Recordándole que somos sus colaboradores y necesitamos “gracia sobre gracia” para poner en orden las calcinadas doctrinas de su templo, entablar sus puertas y levantar sus muros de salvación.
No darle tregua en palabras apostólicas quiere decir: “Orad sin cesar” (1Tesalonicenses 5:17). Además de trabajo hacen falta muchas oraciones para reconstruir su iglesia.
Jesús dijo:

Lucas 11:5-9
También les dijo: Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo, y va a él a medianoche y le dice: "Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha llegado de viaje a mi casa, y no tengo nada que ofrecerle"; y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: "No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme para darte nada." Os digo que aunque no se levante a darle algo por ser su amigo, no obstante, por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

También el Señor dijo:

Lucas 18:1-8  
Y les refería Jesús una parábola para enseñarles que ellos debían orar en todo tiempo, y no desfallecer, diciendo: Había en cierta ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a hombre alguno. Y había en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él constantemente, diciendo: "Hazme justicia de mi adversario." Por algún tiempo él no quiso, pero después dijo para sí: "Aunque ni temo a Dios, ni respeto a hombre alguno, sin embargo, porque esta viuda me molesta, le haré justicia; no sea que por venir continuamente me agote la paciencia." Y el Señor dijo: Escuchad lo que dijo el juez injusto. ¿Y no hará Dios justicia a sus escogidos, que claman a El día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. No obstante, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la tierra?

Las Dos Santas Personas más cerca de Dios Padre, el Espíritu y el Hijo, nos llaman a no dejarlo quieto ni darle tregua. ¿De quienes mejor que de ellos debe el consejo ser recibido? Es mejor que si lo hubieran dicho un par de ángeles. ¿No iremos pronto a postrarnos? Estamos involucrados en el destino de la obra de Dios y él nos llama a ser incansables en su reconstrucción (v.1).
No le de tregua a Dios hasta que cumpla sus promesas sobre nuestros imperfectos esfuerzos. Trabajar más en oración que lo que hacemos con las manos porque como alguien dijo: “haber orado bien es haber trabajado bien”. Es del Señor reconstruir su iglesia no con asfalto y brea sino con su Palabra, Espíritu y oración. Su iglesia somos nosotros, grupo por grupo,  familia por familia, persona por persona, ciudad por ciudad, país por país, continente por continente, los que tenemos que ser reconstruidos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Hiel de Betel, mal padre

Neginot y Seminit

El altar de tierra