¡Destruid cuatro sextos de esta cultura!
"No temas delante
de ellos, porque contigo estoy para
librarte, dice Jehová. Y extendió Jehová
su mano y tocó mi boca, y me dijo
Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en
este día sobre naciones y sobre reinos,
para arrancar y para destruir,
para arruinar y para derribar,
para edificar y para plantar" (Isaías 1.9,
10).
El Señor quiere decir: “Con mis palabras serás poderoso como un general, serás como
un ejército. Tú solo con mi mensaje”. Oh ministro, no dudes del poder de tu
mensaje, la palabra de Dios es poderosa; más que cualquiera cultura. No le
tengas miedo, como un niño, a tu cultura; no es con tu fuerza que ella se
cambia sino con la Palabra de Dios.
Fíjate en el número de las palabras: “arrancar y para
destruir, para arruinar y para
derribar, para edificar y para plantar”. Hay más razones para destruir una cultura que para
edificarla. El profeta tiene enfrente suyos cuatro sextos de su cultura para ser destruida y dos para
edificarla. Algunas cosas pueden sobrevivir de una sociedad que ha abandonado a
Dios pero la mayoría tiene que ser arrancada y destruida.
Cuando prediques
la palabra y pides a los hombres que se conviertan puedes estar seguro que te
acompaña un ejército invicto, porque la Palabra y el Espíritu son más que eso
(Zacarías 4.6). Se podrá decir de ti como de aquel otro, "Atanasio contra
el mundo" (vv. 18, 19).
¿Están los
ministros haciendo eso o procuran usar material cristiano para apuntalarla para
que no se caiga, mejorarla para que no sea destruida, o peor, “mejorando” el
cristianismo y la palabra de Dios para que él pueda sobrevivir en el desafío de
ella? Eso es lo que parecen entender muchos consiervos que le tienen miedo a la
cultura, profetas que ignoran el poder de la Palabra de Dios que es como un
ejército, y atemorizados creen que el evangelicalismo no tiene futuro si no se
acomoda a la cultura, se identifica con ella y “salva” a los pecadores con la
anuencia y el permiso de ella. No obran sin su consentimiento.
Han izado bandera blanca
ante la sociedad y temen desafiar su filosofía y sus ciencias y esconden
avergonzados la fe en Dios y en Jesucristo como un abuelo y un tío chapados a
la antigua con los cuales no quieren que los relacionen. Entonces los visten de
otro modo que parezcan más modernos para que no ofendan a nadie, no se sonrojen
con sus públicas inmoralidades ni contesten a la lluvia de blasfemias contra
los nombres de ellos que por cualquier
motivo les cae encima, para que con ese silencio socarrón y una estúpida
sonrisa les permitan tener un nombre dentro de ella, al menos como figuras
muertas en los museos o en sus templos vacíos.
Atanasio contra el Mundo!
ResponderEliminarMe ha inspirado mucho esa frase ultimamente. Ha visitado el sitio www.contra-mundum.org??
Es muy recomendable, no sólo para los ministros sino tambien para todos los que desarrollamos alguna profesión en este mundo caído.
Bendiciones.
Viviana Véjar H.
Hola Viviana, voy a visitar ese sitio que me recomiendas, gracias. Que el buen Dios te siga bendiciendo, con los tuyos.
ResponderEliminarHumberto.
Recomiendo el Credo de San Atanasio.
ResponderEliminarEL CREDO DE SAN ATANASIO
ResponderEliminarTodo el que quiera salvarse, debe ante todo mantener la Fe Universal. El que no guardare ésta Fe íntegra y pura, sin duda perecerá eternamente. Y la Fe Universal es ésta: que adoramos a un solo Dios en Trinidad, y Trinidad en Unidad, sin confundir las Personas, ni dividir la Sustancia. Porque es una la Persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo; mas la Divinidad del Padre, del Hijo y del Espíritu es toda una, igual la Gloria, coeterna la Majestad. Así como es el Padre, así el Hijo, así el Espíritu Santo. Increado es el Padre, increado el Hijo, increado el Espíritu Santo. Incomprensible es el Padre, incomprensible el Hijo, incomprensible el Espíritu Santo. Eterno es el Padre, eterno el Hijo, eterno el Espíritu Santo. Y, sin embargo, no son tres eternos, sino un solo eterno; como también no son tres incomprensibles, ni tres increados, sino un solo increado y un solo incomprensible. Asimismo, el Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios. Y sin embargo, no son tres Dioses, sino un solo Dios. Así también, Señor es el Padre, Señor es el Hijo, Señor es el Espíritu Santo. Y sin embargo, no son tres Señores, sino un solo Señor. Porque así como la verdad cristiana nos obliga a reconocer que cada una de las Personas de por sí es Dios y Señor, así la religión Cristiana nos prohibe decir que hay tres Dioses o tres Señores. El Padre por nadie es hecho, ni creado, ni engendrado. El Hijo es sólo del Padre, no hecho, ni creado, sino engendrado. El Espíritu Santo es del Padre y del Hijo, no hecho, ni creado, ni engendrado, sino procedente. Hay, pues, un Padre, no tres Padres; un Hijo, no tres Hijos; un Espíritu Santo, no tres Espíritus Santos. Y en ésta Trinidad nadie es primero ni postrero, ni nadie mayor ni menor; sino que todas las tres Personas son coeternas juntamente y coiguales.
Han izado la bandera blanca ante la sociedad y temen desafiar su filosofía y sus ciencias y esconde su fe en Dios
ResponderEliminarOh, Traicion, tu nombre es Iglesia Emergente!
Estoy de acuerdo contigo...Renton.
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