Una doctrina que no entiende el diablo



Jehová ha escogido a Jerusalén, Jehová te reprenda; ¿no es éste un tizón arrebatado del incendio? (Zacarías 3. 2).

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Pienso lo grande y asombrosa que es la elección de Dios para salvación; el Señor te ha elegido de entre tu familia, en preferencia a tus hermanos y parientes; mientras tú por años has disfrutado la salvación ellos permanecen igualmente maldecidos, endurecidos, sin ninguna señal de misericordia como si Dios no diera alguna muestra de que piensa hacer con ellos como ha hecho contigo. No fue tu salvación un mensaje que les enviara diciéndoles que ellos también podían ser salvos sino que él escogía a quien quería, tenía misericordia de quien quisiera, se compadecía de quien quisiera compadecerse. A ti, quizás, no te ha dicho como al carcelero en Filipos "cree en el Señor J.C. y serás salvo tú y tu casa". Tu familia no parece hasta el momento que esté incluida en su elección.

¿Qué puedes, tú como yo, afirmar?, que somos un tizón arrebatado del incendio. Nuestro destino hubiera sido el mismo de ellos sino es porque el Señor entre muchos leños listos para ser devorados por el fuego, caliente ya en medio de las llamas, extendió su mano y nos llamó por su gracia para que no nos incendiaran. No halló en nosotros ninguna razón para no dejarnos en la condenación, ni podemos explicar tampoco qué lo movió dentro suyo a hacerlo; sabemos que es el amor, sabemos que usó su libre gracia, que es soberano, pero por qué sus ojos cayeron sobre nosotros y no sobre los otros no lo sabemos; excepto que hubiéramos sido creados para la salvación, que nuestro destino jamás hubiera sido el ser quemado en el incendio, que nuestra aparición en este mundo no fue casual sino que nacimos con un plan ya marcado para que no nos incendiáramos juntos con los demás, es decir con nuestra vida predestinada.

Dios ha creado nuestra vida como la quiso, la concibió, la pensó, la ideó, diferente a la de todos para que ella fuera para la alabanza de la gloria de su gracia, de modo distinto a la de otros. Los de afuera han sido creados para el fuego, cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida desde la eternidad, son vasos preparados para la destrucción. Una doctrina que no pueden entender los hombres ni el diablo, a quien Jehová contestó afirmando que Jerusalén había sido elegida para la salvación y esa elección, como los dones divinos, es irrevocable (Isa 14.1).

Comentarios

  1. La mayoria de los predicadores omiten esta doctrina alegando que trae division o que es un tema dificil del que no se debe hablar,ahora bien,al pensar

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  2. Hola Hazael, parece que tu comentario salio incompleto. Bendiciones.

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