El Rey y los alfareros


Estos eran alfareros y moraban en medio de plantíos y cercados; y moraban allá con el rey, ocupados en su servicio (1 Crónicas 4: 23).

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Da la impresión que a la comunidad le gustaba la vida separada, porque tenían sus casas y talleres en comunidades cerradas donde no se podía entrar sin permiso, y por supuesto tenían poco tráfico con el exterior, a no ser para vender las piezas de barro. Lo que más les satisfacía era tener al rey con ellos; y así también dedicados a sus oficios; el rey visitándolos en sus talleres, mirando su obra, calificándola, exhortándolos, animándolos, comprando sus productos. ¡El rey con sus alfareros!

Sabemos que David tenía ciudades dedicadas a la agricultura, “ a cargo de los almacenes del rey estaba Azmavet, hijo de Adiel. Y a cargo de los almacenes en el campo, en las ciudades, en las aldeas y en las torres estaba Jonatán, hijo de Uzías. Sobre los obreros agrícolas que labraban la tierra estaba Ezri, hijo de Quelub. A cargo de las viñas estaba Simei ramatita; y a cargo del producto de las viñas guardado en las bodegas estaba Zabdi sifmita. A cargo de los olivares y sicómoros en la Sefela estaba Baal-hanán gederita; y a cargo de los depósitos de aceite estaba Joás. A cargo del ganado que pastaba en Sarón estaba Sitrai saronita; y a cargo del ganado en los valles estaba Safat, hijo de Adlai. A cargo de los camellos estaba Obil ismaelita; y a cargo de las asnas estaba Jehedías meronotita. A cargo de las ovejas estaba Jaziz agareno. Todos éstos eran administradores de las propiedades del rey David” (1 Crónicas 27:25-31).

Y el rey Uzías era amigo de los campos, “edificó también torres en el desierto y excavó muchas cisternas, porque tenía mucho ganado, tanto en las tierras bajas como en la llanura. También tenía labradores y viñadores en la región montañosa y en los campos fértiles porque amaba la tierra” (2 Crónicas 26: 10), amaba los campos y amigo de la agricultura.

El Rey les servía de orgullo y aliento; que su rey en vez de estar con los militares, los príncipes y con los ricos bajaba y se metía en sus talleres y le ponían un asiento para que contemplara el trabajo y platicara con ellos, entonces se esmeraban en sus labores, y usaban buena masa, y la cocían perfectamente, y mejoraban cada imperfección, y se fijaban en detalles, y buscaban hacerlo sonreír y era a quien primero le ofrecían el fruto de sus esfuerzos porque para él lo hacían. Gracias a Jesús se trabaja mejor.

Gracias Señor, tú eres nuestra arrogancia, nosotros los alfareros del evangelio, los que tratamos de formar tu imagen en tus productos y que tengan tu hermosura y lleven tu aprobación, porque son tus vasos de misericordia creados para tu gloria, y queremos hacer una obra que a ti te gustaría comprarla, y de cierto ya la compraste porque esa masa ha sido traída por ti desde los pozos de la salvación. De cierto, has comprado con sangre todas nuestras obras, para que anduviéramos en ellas (Efe. 2:10). Gracias por visitar nuestros talleres donde forjamos hombres. Nuestras iglesias.

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