Consejos para recién convertidos a Cristo
LUCAS 11:24-26
“Cuando el espíritu inmundo
sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo,
dice: Volveré a mi casa de donde salí. Y cuando llega, la halla barrida y
adornada. Entonces va, y toma otros siete espíritus peores que él; y entrados,
moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el
primero”.
Satanás no
se conforma con perder su habitación, procura recobrarla para ensuciarla y
embarrarla otra vez; si no puede impedir la conversión le queda la opción de la
apostasía. El diablo sueña con el regreso de todos los que hoy son cristianos,
y hace lo posible para que caigan de nuevo en sus manos. A los tiempos que
siguen a la conversión se les llama "el primer amor"; y a veces la
duración de ese primer amor es el tiempo que Satanás gasta en llegar hasta el
infierno y convencer a dos o tres compañeros para reforzar el ataque y tomar de
nuevo la Ciudad de Alma Humana, como dice Bunyan. Pasado los primeros tiempos
del gozo de la santidad y de la comunión con Dios se aproximan días de dudas,
decepciones y enfriamiento, productos específicos de un nuevo combate contra el
enemigo que anteriormente ocupó el corazón. En este caso aquí descrito el
creyente novato tendrá pensamientos peores que los que tenía antes de
oír el evangelio, dudas mayores, atracciones mayores y pecados mayores. Si la
iglesia quiere preservar la obra de gracia de sus recién convertidos debe
nombrarle a cada uno cierto padre espiritual que los asista por un tiempo hasta
que se fortalezcan, que reciban un poco de madurez su fe. ¡Qué persistencia
tiene lucifer para arruinar mi vida! Protégenos oh “Guarda de los hombres” (Job7:20).
Guarda mi alma.
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