Dios coge algunas migajas de gloria de rebote


DEUTERONOMIO 8:16-20
“que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre (en el futuro) hacerte bien; y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día. Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis. Como las naciones que Jehová destruirá delante de vosotros, así pereceréis, por cuanto no habréis atendido a la voz de Jehová vuestro Dios”.

Dios les da la gracia para hacer cosas, quiero decir los dones y oportunidades, sabiduría, salud y vida, y cuando alcanzan el triunfo, el éxito, se vuelven arrogantes y no les pasa por la mente ni un pensamiento que contenga a Dios. El asunto no es de un cambio teológico, el reproche está contenido en una posibilidad futura. Somos lo que somos y tenemos lo que tenemos porque somos unos privilegiados hijos de Dios incluidos en el pacto hecho a Abraham, y de Jesucristo. Esa inclusión en el pacto de gracia es indispensable para poder disfrutar los privilegios, las oportunidades y atenciones que tienen los hijos de Dios, justificados por su gracia. Cuando sufras, Dios te está probando y luego vendrán bendiciones como recompensas por tus sufrimientos, y para que te olvides de tu dolor. El motivo del sufrimiento es hacerte mejor. Mira con optimismo (fe en las promesas de Dios) los días futuros. Lee con delicia esas palabras “a la postre” o al fin, “hacerte bien”, porque “todas las cosas obran para bien”, y tú ni yo seremos las excepciones a esa regla. No. El fin es del Señor, y él es misericordioso y fiel (Sgo. 5:11).
El Señor dice que, si se hacen realidad estas palabras de petulancia, “mi poder y la fuerza de mi brazo me han producido estas riquezas”, el problema que tendrá Dios para usarnos será que después que obtuvimos el triunfo explicamos el éxito conforme al liderazgo y los medios que usamos; y Dios coge algunas migajas de gloria de rebote.

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