Yo no me edifico con sus sermones
HECHOS 22:9
"Y los
que estaban conmigo vieron la luz, ciertamente, pero no comprendieron la voz
del que me hablaba".
Porque la revelación iba dirigida a él y no a ellos.
Cuando un grupo oye un sermón, unos lo entienden y otros no; depende a quien
Dios está hablando. En el ministerio de Jesús eso ocurrió mucho. Por ejemplo,
cuando hablaba de su cuerpo y ellos entendieron que estaba refiriéndose al
templo de Jerusalén. Y si no se toma como una burla, sino por ignorancia,
cuando se encontraba sobre la cruz que clamó a su Padre también lo mal
entendieron. A veces algún miembro inconforme con el ministerio de su pastor le
dice: “Yo no me edifico con sus sermones”; y si la predicación fue bíblica,
bien ilustrada, ordenada y con unción, el reproche del susodicho refiere a uno
a pensar que Dios no le dirigió la palabra. Y por algo será.
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