La providencia de Dios es intrincada

Zacarías 6: 1-8
"De nuevo alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes; y aquellos montes eran de bronce. En el primer carro había caballos alazanes, en el segundo carro caballos negros, en el tercer carro caballos blancos, y en el cuarto carro caballos overos rucios rodados. Respondí entonces y dije al ángel que hablaba conmigo: Señor mío, ¿qué es esto? Y el ángel me respondió y me dijo: Estos son los cuatro vientos de los cielos, que salen después de presentarse delante del Señor de toda la tierra. El carro con los caballos negros salía hacia la tierra del norte, y los blancos salieron tras ellos, y los overos salieron hacia la tierra del sur. Y los alazanes salieron y se afanaron por ir a recorrer la tierra. Y dijo: Id, recorred la tierra. Y recorrieron la tierra”.


Luego me llamó, y me habló diciendo: Mira, los que salieron hacia la tierra del norte hicieron reposar mi Espíritu en la tierra del norte
". Debe admitirse que el texto es oscuro y se presta a diferentes interpretaciones, algunas de ellas sutiles y forzadas; el sentido más obvio y seguro es el que le da Calvino: el profeta está hablando de la providencia de Dios.
(1) Son los pensamientos de Dios desde la antigüedad, formados en su corazón y dentro de su mente infinita desde antes de la creación del mundo, a los cuales llamamos decretos eternos cuya firmeza y solidez es representada por el "bronce" (v. 1), que no pueden ser movidos jamás ni hay cataclismos que pueda quebrarlos y hacerlos pedazos; lo que Dios se propone hacer lo hace y no hay fuerza en el aire o en la tierra que pueda frustrarlo. El mundo no está regido por la fortuna o la suerte sino por los sólidos propósitos de Dios los cuales él llevará acabo aunque haya cosas creadas que les hagan oposición. La providencia de Dios hecha por decretos de bronce no puede ser cambiada ni rotos sus propósitos por Satanás o el mundo, porque se trata de la voluntad activa de Dios y no hay quien diga: "¿Qué haces?" (Dan.4:35); Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?
(2) no es estática, se mueve de un lugar a otro como en carros y caballos (vv. 2, 3); no hay un punto del horizonte donde Dios no haga su voluntad; pasa de un tiempo a otro, se mueve con las circunstancias.



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