María se hubiera cortado las venas



JUAN 12:3
"Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro que costaba mucho, ungió los pies de Jesús, y se los secó con los cabellos, y la casa se llenó con la fragancia del perfume". 

Lucas 7:36-50 habla de un suceso con algunos detalles similares, pero completamente distinto. Señor, permite que mi corazón sea generoso así, como el de María, a quien no le importó gastar tanto dinero pues con admiración todos dijeron que era mucho, aparentemente una mala inversión, en honrarte a ti; que no era una inversión porque el dinero no se multiplicaría ni volvería con reedito. Nota que pudo haber comprado menos perfume, media libra, un cuarto de libra o algunas onzas, pero ella extendió su gasto por la fuerza de su agradecimiento. Daba menos de lo que había recibido. ¿No valía la vida de su hermano más que esos 300 denarios? Hay muchos sentimientos de gratitud en esa unción. ¿Por qué darle al Señor menos de lo que podemos? 

También pudo haber comprado un perfume con menos calidad, más barato, no puro, sino adulterado con otras sustancias; no, ella deseaba calidad en su unción; precisamente ahí yace el valor de la adoración, ¿se puede llamar adoración a lo que no tiene calidad? No sé, supongo que Cristo hubiera recibido un perfume barato, ¿pero es un argumento para adorarle sin calidad? ¿Algo que no cueste nada o cueste poco? Un ejemplo excelente es el de aquel que se parecía a Dios, David, que rechazó una oferta que nada le costara, regalada (1 Cro. 21:22-27). (No es que uno tenga poco y por eso dé poco como pasó con aquella mujer que Jesús vio ofrendando en el templo). Ambas pueden ser llamadas adoración, pero una es mejor que otra. Hoy se piensa en adoración barata, se da el nardo pero que no sea muy caro, se canta mucha música que no es buena (Sal. 33:3), o se canta con desentonos, sin ensayarlo, sin práctica, porque dicen, "es para el Señor"; se enseñan las clases sin estudiarlas bien, se predican sermones rápidamente preparados, y se da menos dinero de lo que se pudiera, y como Ananías y Safira aparentar que se hace lo mismo que los demás. Todo barato, todo inferior. Es la ofrenda de Caín, sin fe. Mira el lugar donde lo derramó: a los pies del Señor. Eligió los pies, la posición más inferior del cuerpo de Cristo. 

Aplicado a la iglesia; eso hoy puede ser equivalente cuando se le adora con excelencia en la posición más humilde de la iglesia, entre los pobres, los necesitados, con aquellas responsabilidades que parecen menos dignas y que menos reconocimiento y recompensas tienen. Y por último la entrega de su yo personal, de su belleza, de su orgullo, de su feminidad, de sus atractivos, de sus dones: sus cabellos revelan su consagración, ¿es una exageración? ¿Por qué no usó una toalla? No quiso, su cabello lo amaba más. No consideremos que sea mucho lo que gastamos en comparación con lo que recibimos. ¿Mucho? No dio más porque no podía o no tenía, pero se hubiera cortado sus venas y con sangre hubiera ungido los pies del Señor.

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