El valor de los elogios humanos
Jesús es nuestro
sustituto, no precisamente héroe
JUAN 5:41
“No recibo gloria de los hombres”.
No necesitaba
el testimonio de ellos, tampoco del aplauso. Que, dicho sea, el aplauso expresa alegría pero no es
ni fue nunca en términos bíblicos e históricos, una forma de alabanza y de
adoración. Lea en el conocido, como sermón de la montaña, y trate de escuchar
si hubo aplausos allí que lo interrumpieran, o que sellaran su preciosísimo
discurso. No se escuchó ninguno. Lo que se escuchó fue que dijeron “nunca ha
hablado un hombre como este hombre”, y fue un comentario a su forma de expresarse
y al contenido de sus alocuciones. Gloria de los hombres de esa manera no
recibe. Es un reconocimiento cultural, practicado por la sociedad. No le hacía
falta ni aprobación ni reprobación. Sin embargo, no rehusó canciones, himnos,
hosannas (Mt. 21:9), como bendito del Señor. Su figura era independiente y su
ministerio totalmente separado del criterio de ellos, y de las glorias que se
le dan a los héroes vivos o muertos. Cambiando hacia otro asunto, si tienes
ansias de fama y popularidad, comprara tus deseos con los de Jesús. Lee la
parábola de la Gran Cena en Luc. 14:10, o las palabras de Pablo en Ga. 1:10. En
un buen sentido honramos al Hijo como honramos al Padre.
Si tienes amor
lo eres todo, sin él eres nada
JUAN 5:42
“Pero
os conozco, que no tenéis el amor de Dios en vosotros”. Señor, que no
tenga otras cosas pero que no me falte tu amor. Si no tengo tu amor ¿cómo podré
estar seguro de tu perdón? “Si no tengo amor nada soy”.
Puede que no tengas
amor de Dios y sí demasiado amor propio y amor al mundo. "No digan que
ustedes se oponen a mí porque tienen celo por el honor de Dios, y que lo hacen
porque aman su nombre, y eso porque me he hecho igual que Dios; no, ese no es
el caso. Conozco la disposición de sus almas; sé muy bien que ustedes no aman a
Dios, ni tampoco sienten celo por su gloria. Al contrario, vuestra ignorancia
es incorregible y vuestro celo malicioso. Ustedes leen la Escritura, pero no
penetran dentro de su significado. Han sido diligentes en tratar de encontrar
la verdad, se han dado cuenta que el Mesías es igual que Dios, que debe ser el
Hijo del Hombre, heredero del trono David y que las obras predichas en ella son
las que yo hago y anunciadas por los profetas que el Mesías habría de
hacer" (Clarke).
Cualquiera cosa que uno presuma tener o realmente tenga
si le falta amor en su corazón, "nada es"; y si no existe el amor de
Dios en el corazón el que existe es el monstruoso egoísmo, y en el fondo de
todo eso, odio. Lo que distingue en primer lugar a un cristiano no es su gozo
sino amor, a Dios y al prójimo. El primer mandamiento no es amarnos a nosotros
mismos para poder los otros. So es invento de la psicología moderna. Eso nunca Jesús lo dijo. Lo que enseñó el
Señor fue contrario, “niéguese a sí mismo”. El primero es amar a Dios con todo
el corazón y el segundo al prójimo con toda la fuerza que tiene el yo, con toda
la intensidad del egoísmo. Si tienes amor lo eres todo, sin él eres nada
El valor de los
elogios humanos
JUAN 5:44-47
“¿Cómo
podéis creer, cuando recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la
gloria que viene del Dios único?”.
“Ustedes se alaban los unos a los otros
dentro de la institución religiosa con las tradiciones de hombres que la
gobiernan; le dan mucho valor a los elogios humanos y a las distinciones
personales; sin la membresía en la sinagoga no conciben la vida nacional y yo
sé que no puedo competir entre ustedes por la admiración contra tan poderosa
organización; yo soy una persona, un hombre, un maestro de doctrinas que no
reciben, mis seguidores son pocos, incultos y no elogiables; y que actualmente
lean los rollos escritos por Moisés y puedan verme como cumplimiento de alguna
profecía, es imposible”.
Jesús podía
visitar las sinagogas, pero no podía obtener membresía entre ellas, no lo
querían. Tendrían que revisar la forma de leer la Escritura por “el
testimonio de Dios”; y si era genuino, corregir las interpretaciones que se
hubieran hecho; el ser “guiado por el Espíritu” consiste en comparar las
acciones divinas en la experiencia con los dogmas de la fe, la organización
eclesiástica y el sistema de exégesis y teología que se sustenten. Y declinó
recibir aquellas adulaciones ni intentó pertenecer a esa organización colmada
con hipocresía.
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