Defiende tu virginidad prematrimonial, con las uñas, mordidas, patadas y gritos


DEUTERONOMIO 22:13,14,25-27


“Y le atribuyere faltas que den que hablar, y dijere: A esta mujer tomé, y me llegué a ella, y no la hallé virgen. Mas si un hombre hallare en el campo a la joven desposada, y la forzare aquel hombre, acostándose con ella, morirá solamente el hombre que se acostó con ella; mas a la joven no le harás nada; no hay en ella culpa de muerte; pues como cuando alguno se levanta contra su prójimo y le quita la vida, así es en este caso. Porque él la halló en el campo; dio voces la joven desposada, y no hubo quien la librase”.

Si quieres saber lo que Dios piensa sobre la virginidad y las relaciones matrimoniales antes de estar casados, aquí tienes el texto. Para la generalidad de jóvenes en esta sociedad secular la virginidad es cosa del pasado, respetada y admirada como noble en otros tiempos; ahora se burlan de ella y las niñas que siguen vírgenes después de los dieciséis años lo esconden a sus compañeras.
El daño psicológico debiera ser grande, a la postre. Acaso, ¿no se sienten usadas, decepcionadas y sin sueños cuando tienen varios novios de esta clase y ninguno quiere casarse sino satisfacer sus deseos pasajeros? ¿No se les nota en el rostro, si no se maquillan, la merma de la luz de su juventud? ¿No se pierden el respeto a sí mismas? Entran a ser mujeres antes de tiempo. Lo único que puede explicar esto, sin excusa, es la corrupción moral. La nobleza en la virginidad prematrimonial es cosa del pasado para esta sociedad, pero no para Dios, que firmemente la aprueba, la promueve y la recomienda, y lo que se dice sobre los asaltos sexuales se aplica a la pérdida de la virginidad en sentido general.

Dice, el texto “porque no dio voces en la ciudad”. No gritó, ¡auxilio!, ¡auxilio!, cuando la acosaban, y hallaron a la incauta en lugar solitario. Por supuesto que esos gritos de desesperación son los de una chica a quien intentan violarla, no precisamente la que engatusada o por su voluntad libidinosa se va con un chico a fornicar por su propio gusto. Esas no piden auxilio. Según Dios, la virginidad debe ser tan importante para la mujer que debe defenderla con las uñas, mordidas, patadas y gritos, para que un sinvergüenza no manche la santidad de su cuerpo. Si la tentación a ceder la virginidad sin compromiso de casarse, es muy grande, la joven adoctrinada por Cristo, debe hacer lo mismo que si pretenden abusar sexualmente de ella, gritarles a sus padres, a buenas amigas, ¡auxilio, auxilio!, para que vengan en su ayuda y la rescaten del peligro, teniendo en cuenta lo que dice el apóstol, que “el cuerpo no es para la fornicación sino para el Señor” Jesucristo (1 Co. 6:13). Y si has entregado con anticipación tu virginidad, y te pesa, estás   a tiempo para arreglar tu vida y arreglar tu juvenil cuerpo y convertirlo en algo más digno que un esclavo de gustos y pasiones, en un bello templo del Espíritu Santo.

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