Cuándo llegaremos a practicar la predestinación y la providencia
HABACUC 2: 3
“Aunque tardare, espéralo,
no tardará”.
El profeta se refiere a la retribución sobre
Babilonia y contiene la misma natural impaciencia que muestran los santos en el
Apocalipsis de Juan. Lo que Dios le dice que espere es su juicio y le aclara
que hay un tiempo señalado para ella que sólo él conoce, y además “el día ni la hora nadie lo sabe”. Lo que ha
de ocurrir ocurrirá pero según el calendario de Dios no el de ustedes. Dios
está haciendo historia y no necesariamente contestando peticiones.
El texto dice que Dios se apresura, o su cumplimiento se apresura, pero por contraste se lee
que dos veces menciona la tardanza
del cumplimiento de los deseos y oraciones de ellos; la primera vez, “aunque
tarde” abre la posibilidad que sí se
demore o que se piense que se demore, o digan que se demora; pero en la
segunda parte afirma que “no tardará”. Se demora según nosotros y se apresura
según Dios. Los días divinos tienen más de veinticuatro horas, son más
largos. En esos desesperantes compases
de esperas hay dos doctrinas hermanas que acuden para dar paciencia y
perseverancia, y son la predestinación y la providencia de Dios. A esas dos ha
encomendado el Señor ir a la calle Circunstancias-difíciles y tocar a la puerta
de Débil-en-la-fe, donde recientemente se han alojado las gemelas Impaciencia y
Precipitación y su cuñada Desesperación. A aquellas dos santas ha encargado
Dios desalojarlas y ayudar al creyente a calmar su impaciencia y fortalecerle
la fe.
Si Dios se tarda su promesa, habrá más gloria en el
asunto y será mejor; y eso significa que se está dando tiempo para la salvación
(2 Pe. 3: 9). Cuando Dios se tarda la incredulidad comienza a decir “es
mentira, es fraude” y empiezan a burlarse (2 Pe. 3: 4); pero ya Jesús lo había
predicho (Mt. 24: 48-50). Dios no miente, es imposible que él mienta. ¡Cuándo
acabaremos de practicar esas dos
amigas del credo de nuestra profesión, Predestinación, cuyo consejo es: “tu
destino está escrito y no es malo y se ha de enderezar”; y Providencia que nos
dice: “en el monte de Jehová será provisto, cálmate”!
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