Elección de un líder por su cara y su tamaño
1Samuel 9: 2
“Y tenía él un hijo
que se llamaba Saúl, joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro
más hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo”.
“Joven y hermoso”, LBLA dice “favorecido y
hermoso”, e hijo de un hombre rico e influyente y por el físico más alto que ellos, casi un gigante. Eso era por fuera no por dentro que no era hermoso
sino apóstata, celoso y desobediente. Israel busca un liderazgo por lo que se
ve no por lo que no se ve, ponía la vista
en las cosas de los hombres no en las de Dios. Nunca hubieran elegido a un
apóstol con apariencia corporal débil y
la palabra menospreciable, de buena gana
toleráis si alguno os esclaviza, si
alguno os devora, si alguno toma lo
vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas (2 Co. 12:
10). Un joven sustituto para el viejo
Samuel, un “grandote” para un profeta de mediana estatura, un hombre hermoso
antes que uno feo. Como si fueran a usarlo para hacer anuncios comerciales en
la televisión, o dar las noticias con una cara linda. Es decir, un mega-líder,
aunque no fuera conforme a la voluntad de Dios. El liderazgo de la carne y no del
Espíritu, de lo visible y no de lo invisible, de lo fuerte del mundo y no de lo poderoso de Dios, de los
dones naturales y no de los frutos del
Espíritu de Dios (hp).
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