Competencia entre dos Iglesias, y su famoso pastor
“Y ella dijo: Aquí está mi sierva Bilha; llégate a ella para que dé a luz sobre mis rodillas, para que por medio de ella yo también tenga hijos”.
Voy hacer una alegoría con estas dos mujeres. Pablo hizo una alegoría de Sara y Agar, yo la haré con Raquel y Lea, Pablo dijo que eran dos pactos, la ley y la gracia, yo encuentro que son dos iglesias que compiten por crecer en número, lo cual es desafortunado porque son hermanas y como hermanas debían amarse y no competir sino amarse recíprocamente y darle gracias a Dios por la prosperidad de la otra.
Sin embargo desafortunadamente no sucedió así, la iglesia con prosperidad hizo saltar de envidia a la estéril que no soportaba que aquella tuviera hijos y ella no, y que se hubiera sentido mejor si no los tuviera o si se morían, o les sucedía alguna desgracia. Cada parto de ella la hacía sufrir porque la hacía sentir inferior, quiero decir que cada nuevo miembro que bautizaba, cada número que añadía le producía dolor.
La hermana estéril debía esperar en Dios pero no lo hizo, recurrió a una solución social dándole a su sierva al marido para que engendrara hijos que legalmente serían propiedad de ella pero como producto de una fornicación, haciéndolo infiel a él, hijos que fueron naciendo con nombres muy bonitos que reflejaban su situación emocional perturbada pero por los cuales no había “sufrido dolores de parto” porque no habían sido formados dentro de ella.
Debió esperar el día que Dios se acordara de ella y le diera a José, y con José debió conformarse pero esa palabra ella la desconocía, y quiso otro más, y lo tuvo, Benjamín, y éste le provocó la muerte, una grieta enorme que la llevó a desaparecer, un símbolo de lo que es una división en una iglesia, que le produce una herida mortal.
Y la iglesia próspera, sin tener necesidad de caer en lo mismo que la estéril llegó al punto de tampoco conformarse con un límite en su membrecía y se desvió hacia la superstición y usó las mandrágoras para tener otro hijo; un nuevo método de evangelización que realmente no servía para nada pero ella lo tuvo como si fuera efectivo; supongo que eso es sombra de los pañuelos ungidos, aceites, últimos cursos de cómo tener éxito, y otras cosas a las cuales se les da un poder milagroso de engendrar hijos cuando es mentira.
Y Jacob ¿es un tipo de Cristo el esposo de la iglesia? No. Es un tipo del pastor de la iglesia, una clase de pastor muy trabajador, que ama la iglesia pero socialmente adaptado que engendra hijos con sus esposas y con sus siervas, de su matrimonio y de fornicación, y ¡hasta se alquila!, no le importa que lo usen, ese no es su problema sino el de ellas. Se adapta a sus iglesias y hace lo que ellas quieran con tal que el número aumente y ser él el autor de tan tremendo crecimiento, disputado por una congregación y por otra porque es capaz de hacerlas crecer y darle nombre a ellas y orgullo, y un nombre famoso. Disgusting.
Shakespeare escribió:
ResponderEliminarOh frailty, thy name is woman.
Nosotros podríamos escribir,
Oh Marketing, tu nombre es iglecrecimiento...
:]
Renton, miraste la parábola en dos sentidos, ellas, las damas de Jacob por la cita de Shakespeare, y me sorprendió, y ellas, las damas del Señor. He leído varios libros sobre la moda de Marketing the Church; el mercadeo con el evangelio da ganas de reír o de llorar, es una mímica de lo espiritual, de la exégesis bíblica, una burla al evangelio. Además de lo que mis ojos ven en la TV y mis oídos han oído. En sentido general, tal vez con excepciones, los hijos engendrados por el iglecrecimiento son como Ismael, hijos de la carne, sin promesa y sin herencia.
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