Reflexiones de un viejo que se mira en un espejo
JOB 16:7,8 “Pero ahora tú me has fatigado; has asolado toda mi compañía. Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura, que se levanta contra mí para testificar en mi rostro”. Es su costumbre bendita orar mientras predica. "Estoy arrugado, me contemplo en el espejo y siento ganas de llorar, se me cae la cara, la piel de mi rostro se vuelve fláccida; la frente, las mejillas, los ojos y el cuello se han llenado de arrugas y me falta carne. Mis manos a veces tiemblan y tengo manchas de viejo donde antes la piel era rosada y llena de sangre; hoy está pálida. He envejecido de pronto en unos cuantos años, mi cabello ahora es gris y en poco será blanco. ¿Qué has hecho Dios con mi salud y juventud? Conforme miro mi rostro otros lo miran y se extrañan que haya envejecido tanto y susurran mi edad a mi espalda y se glorían de lo que yo sé, que la juventud se me ha ido; voy al sepulcro oh Dios, los límites de mis años se acercan (v. 22). Sin embargo, como he envejecido y me h...