¿Puede uno razonar con Dios?
“Mas yo
hablaría con el Todopoderoso, y querría razonar con Dios”. La palabra razonar
se pudiera traducir argumentar, discutir. ¿Puede uno razonar con Dios? ¿Con qué
cuenta para razonar con Dios? Cuando uno razona con Dios en la oración,
cuando habla con él pensando, posiblemente el Espíritu Santo le enseñe la
verdad y pueda ver a su luz todas las cosas. Necesitamos más oraciones lógicas,
bien argumentadas a Dios. Ser razonable para entender y razonable para pedir, y
eso no quita en nada la espiritualidad de la oración al contrario la hace más
profunda y bendecida. El Espíritu del Señor sabe lo que queremos decir aun
cuando la oración consiste solamente de "gemidos indecibles"
(Ro.8:26) ¡cuánto más a un asunto bien pensado y expuesto con claridad ante los
ojos del corazón y de los de Dios!
Del mismo
modo es bueno razonar con Dios y es posible mediante su Palabra, es
decir reflexionar mientras se lee y se estudia la Biblia. No es sólo memorizar
pasajes bíblicos, algunas veces extensos, sino también razonarlos que es llegar
a la médula de las palabras reveladas, que son como los huesos del
entendimiento. Una hermosa vida devocional es deudora de la reflexión bíblica,
y la espiritualidad es un producto legítimo único de ella. Cualquiera otra
espiritualidad sin sentido común y sin razón es a lo sumo resolución y piadosa
mentira. Dios espera que continuemos la tradición de María, recoger las cosas
en el corazón en silencio y meditar en ellas (Luc.2:19). No se puede razonar
con Dios en la Biblia yendo a la carrera, haciendo lecturas galopantes sin
triturar dentro de las mandíbulas de la razón el contenido de las palabras
sobre la cual han pasado los ojos.
Y el que sea
capaz también puede razonar con Dios sometiendo a escrutinio y análisis su providencia,
quiero decir su particular provincia en su propia vida. Es una costumbre
ventajosa detenerse en el camino cristiano y mirar hacia atrás para saber la
distancia que hemos recorrido, mirar el almanaque y contar los años que nos ha
llevado llegar hasta ese punto, y mirar hacia el futuro pensando en cuanto del
proyecto establecido todavía aún queda por alcanzar. Si reflexionamos en
nuestra propia historia y con las lecciones del pasado alumbramos la
providencia presente sabríamos entonces como obrar mejor y como tener reposo y
tranquilidad en el espíritu. Todos los órganos de nuestro cuerpo reflejan la
gloria y semejanza de Dios, pero ninguno tanto como el cerebro, que en lenguaje
bíblico es el corazón, y es por esa capacidad de raciocinio que a los jueces en
la Biblia se les nombra como dioses (Jn.10:35). ¿No es cierto que la Palabra en
la carne, o sea Verbo, también significa razón? El Verbo de Dios es la razón de
Dios, la mente de Dios. Jesucristo es la razón de Dios. Palabra y razón es lo
mismo. Dichosos aquellos que tienen un predicador como dice Salomón, que a sus
discípulos enseña sabiduría, y los hace escuchar y escudriñar (Ecl.12:9), o sea
aprenden de Dios un cristianismo razonable.
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