Antes de hablar de doctrinas hablemos de ética cristiana
GENESIS
3:7
“Entonces
fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; y
cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales”.
¿Se
les abrieron o se les cerraron? (2:25). Se les cerraron para Dios y se abrieron
para el pecado. No dice que se sintieron espiritualmente mal, que tuvieran alguna crisis nerviosa o se
asustaran; mentalmente parece que el pecado los dejó intactos viéndose afectada
solamente la moral sexual; no es muy sabio determinar y concluir si hemos hecho
bien o mal por nuestro estado de ánimo o nuestra conciencia de relación con
Dios; uno puede sentirse bien tras haber pecado, es mejor atender a la
actuación externa y a cómo se mira el sexo propio y el otro. Un poco más
adelante la pareja se esconde porque se siente desnuda (vv.8-11). Dios
"andaba recorriendo el jardín"; el dueño del jardín y de ellos.
Después
de esto Dios mató a algún inocente cordero, o algún becerro, para utilizar su
piel y cubrir la desnudez humana. Eso es un acto de justificación, según lo
entendemos por el Nuevo Testamento. El inocente Cordero de Dios muere por el
pecado del hombre. El sexo se convirtió en la madriguera, la Ciudadela del mal.
El sexo tuvo que ser justificado, y fue lo primero que Dios cubrió con su
justicia, antes que la envidia, que el homicidio, que el hurto, que las
blasfemias y la incredulidad. Si queremos conocer si una persona está convertida
hay que buscar primeramente su
justificación en su vida sexual; si es desorganizada, y es sexualmente
desobediente a Dios, eso indica que no ha sido cubierto su pecado por la
justicia de Jesús y que su sangre no lo ha limpiado y que no heredara el reino
de Dios. Martín Lutero, defendiendo el derecho de los monjes a casarse, y no
fornicar con las monjas, afirmaba que el acto matrimonial entre esposos es
santo, y podría venir el Señor Jesucristo en ese momento, y ellos no sentir
miedo ni vergüenza por ser encontrados amándose.
Ahora
una exhortación para predicar de modo
efectivo el evangelio. En la lista que, de pecados, Pablo pone el
adulterio, la fornicación, las inmundicias y lascivias preceden a los errores
doctrinales como la idolatría, hechicerías, los vicios como el alcohol, etc.
(Ga. 5:19-21). Por eso decimos, “bien, antes de hablar de credos, religiones
falsas y verdaderas, de arminianismo y calvinismo, de mormones y Testigos de Jehová
y de alabanzas y músicas ¿por qué no hablamos de ética cristiana, quiero decir de las obras de la carne?”.
Pastor, Humberto Pérez
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