La virgen María dijo déjenme pensarlo
Lucas 2:18-20
"Y todos los que lo oyeron se maravillaron de
las cosas que les fueron dichas por los pastores. Pero María atesoraba todas
estas cosas, reflexionando sobre ellas en su corazón".
María se quedó
callada, pensando. Sabía que había concebido milagrosamente a su Hijo, pero
acoge reflexivamente las noticias que traen los pastores; decide para sí
misma reprimir sus emociones y no añadir
aquellas apariciones sobrenaturales inmediatamente a su experiencia
sobrenatural sin antes pensarlas bien para gozarse dentro de su alma en caso de
que fueran ciertas. No hay indicación de
que ella dudara lo que oía, eso no lo afirmo, lo que encomio es su
discreción y su espíritu de comedimiento; el no publicar noticias de esa
naturaleza sin antes que pasasen por un proceso interno de meditación y
acomodamiento espiritual. No se lanzó como una loca, a los cuatro vientos, a publicar
lo que pasaba, dejó que fuera Dios y no ella, quien reuniera los
acontecimientos alrededor de su Hijo.
Oh, amado, de quienquiera que sean los
testimonios y experiencias que nos cuenten, antes de darles crédito y hacerlos
públicos hay que pensarlos, porque el diablo pudiera estar fabricando una
propaganda fatal para Jesús; inverosímil, mítica más que real, más nociva que
beneficiosa. ¿Qué esperabas ver, a María, loca de emoción contando a todos las
noticias más frescas? En los personajes protagonistas en el NT siempre hallamos
ese espíritu de comedimiento, cauteloso, exigente de la verdad y hasta
escéptico para esas supercherías. Las cosas espirituales son muy serias para
tomar por verdad cualquier experiencia que oigamos. ¿Por qué crees que los primeros
escritores hermanos hallaron muy difícil escribir un evangelio? (Luc.1:1-4);
bien por la abundancia de material religioso en torno al asunto y porque no era
fácil comprobar mucho de lo que se decía, no sabiéndose en muchos casos si eran
historias o fantasías. Oh, que necesitamos más del espíritu de María para no
comentar, relatar, escribir, ni siquiera emocionarnos con algo que no hayamos
tenido tiempo para reflexionarlo. María no dijo: "No, no lo creo";
pero su actitud revelaba que les estaba diciendo: "Me gozo en que todo
haya ocurrido, pero déjenme pensarlo" (v.51).
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