Convicciones sobre la doctrina de la predestinación
(Preaching
Like Calvin; Bryan Chappell; David W. Hall Editor; pags 66,67).
Efesios 1:4-6
“Bendito sea
el Dios y Padres de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda
bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo. Según nos escogió en
él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha
delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos
por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de
la gloria de su gracia con la cual nos hizo aceptos en el Amado”.
“Pablo está usando la
doctrina de la predestinación no para hacer separación entre los creyentes, ni
para hinchar el orgullo por ser elegidos por Dios, ni para demostrar un
conocimiento especial de cómo Dios obra, sino simplemente para asegurarle a los
creyentes que están en aprieto que Dios los amó y todavía los ama a parte de
cualquier mérito que ellos tengan. En otras palabras, la predestinación está
encaminada para ser de bendición al corazón de los creyentes. No necesariamente
para discutir sobre ella y tomar como excusa la misma para no evangelizar; ella
es una buena base para nuestro consuelo cuando nos damos cuenta de las
limitaciones de nuestras acciones, de nuestra voluntad y de nuestras
elecciones.
“Un alumno de Covenant
Seminary a quien le gusta de forma especial hacer evangelismo cuenta de un
hombre que llegó a su despacho después de haber estado en un servicio de
adoración. El hombre había estado en la iglesia por muchos años pero le confesó
que aunque él había estado en la iglesia por tanto tiempo y conocía todas las
cosas en relación con el evangelio, sin embargo no era todavía un creyente. Le
dijo que eso se debía al miedo que tenía de no haber sido predestinado. Mi
pastor y amigo le respondió con gran sabiduría que ese miedo se debía al
diablo. Le dijo que el diablo nos confunde en relación, que eso es lo último y
no lo primero que tiene que preocuparnos. Le dijo que estaba preocupado sobre
la predestinación aunque no era un creyente. La predestinación le aclaró mi
amigo es para aquellos que ya aman a Jesús y les asegura que sus errores no
destruyen en ninguna manera ese amor. Ese es exactamente el punto que trata el
apóstol Pablo cuando le escribe a los Efesios, o sea a los santos que se
encuentran en Éfeso. La meta de la predestinación no es una cuestión que se ha entregado
a los que no son creyentes para que piensen en ella sino para traer paz a los
que ya son cristianos. El pastor le dijo que la necesidad primaria de él en ese
momento era simplemente responder en fe, tener a Jesús, confesarlo y amarlo; y además le dijo que andando el tiempo Dios
confirmaría en su corazón el hecho de que él lo había amado primero. Ya sea que
tú estés de acuerdo con la predestinación o no, ella fue escrita para los
cristianos, y no para aquellos que no lo son. Antes de que respondamos todas
las preguntas en relación por qué algunos son predestinados para la salvación y
otros no, debemos preguntarnos por qué cosa es que el apóstol le escribe eso a
aquellos santos que se encuentran en tribulación y es para asegurarles que Dios
los ama desde la eternidad…”
Y después de esto el autor
de este artículo continúa haciendo su evangelismo hablándole del amor de Dios
hacia esa persona desde la eternidad, lo cual suena muy bonito y tal vez
convincente para que la persona en cuestión deje de hacerse preguntas acerca de
esta maravillosa, excepcional doctrina, lo cual suena muy dandy pero temo que
no cure completamente la falta de zozobra de la persona en cuestión que
continuará luchando con el hecho del enigma de su tribulación. Está bien dicho
que es una doctrina para creyentes y no para personas no cristianas, pero el
encono de la lucha por su comprensión puede ser similar a querer vaciar un
océano en un dedal. El que es elegido se siente elegido y tiene pruebas de que
es elegido y mientras más lee en la Biblia acerca de la elección y
predestinación, en el curso de sus años más firme estará en esa preciosa
doctrina que sirve de piedra de tropiezo para los incrédulos y semi incrédulos.
Cuando Dios revela una doctrina da la fe y el conocimiento suficiente para
aceptarla y vivirla, como es el caso de la predestinación. Los que han nacido
de nuevo lo saben y los que han vivido muchos años son los mejores maestros y
consejeros para los novatos inmaduros que tendrían que arrodillarse más, estudiar
mejor, y el Espíritu Santo poco a poco por aquí y por allá les irá dando las convicciones
que en ese momento apetecen.
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