Dios está atento a cómo te reciben y sonríen
Génesis 12: 2,3
“Vete de tu tierra y de tu parentela y de la casa de
tu padre...".
Y de la tierra que te vio nacer e irás a otra donde no
creciste ni te educase y donde su cultura es completamente distinta y opuesta a
la tuya; sin embargo cuenta con mi bendición y precisamente en ese sitio es
donde yo te haré "grande", y en esa tierra de extraños te
"bendeciré" y engrandeceré tu nombre; y tendrás tantas bendiciones
que tendrás que compartirlas con otros; y en el trato que otros tengan contigo
bien los bendeciré o los maldeciré, estaré muy atento a cómo te reciben, cómo
otros sonríen, cómo se comportan contigo estando presente o ausente, mis ojos
estarán fijos en el corazón de ellos y los juzgaré si maquinan contra ti y sin
tú saberlo los maldeciré y sin que tú pronuncies alguna maldición en contra de
los mismos; y por tu corto tiempo en este mundo no podrás ser testigo de hasta
dónde llegará tu influencia pero hasta lo más recóndito del globo de un modo o
de otro llegará la bendición que yo te daré, o mejor dicho la bendición que
daré al mundo a través de ti y no quedará un padre, una madre, un hijo, un
pariente, que rose lo que yo te daré a ti que no salga bendecido, tanto con las
promesas que te entrego para ti y la posteridad como la educación monoteísta y
teológica que te iré impartiendo, y tu vida sencilla tendrá una trascendencia
inimaginable".
Y toda esa bendición ¡Dios mío cuando ya peinaba
canas! Abram no emigra por razones económicas porque ya había “acumulado” bienes y
“riquezas” (v. 5), y tenía esclavos. Cuando Dios le pide que emigre no
es un joven pues tiene 75 años (v.4), una edad cuando ya uno piensa que no le
queda futuro sino ordenarlo todo para enfrentar las limitaciones físicas que se
avecinan y la muerte. Pero Dios tenía un plan con él a esa edad llamada hoy “la
tercera edad”. Fue en ese momento cuando el Señor quiso llamarlo. ¿Vamos a
discutir con Dios, y deplorar que más sueños sobre el futuro teníamos cuando
éramos novatos, y que decida siendo viejísimos expandir nuestras bendiciones?
¿No llamó a Moisés a los 80? Y ser de
bendición es vivir yendo de un lugar a otro emitiendo la gloria de Dios, no con
la que se coronan los hombres, sino la luz que procede de Dios, la que sale de
las páginas de la Biblia, de una ética santa, de una vida de oración y de esperanza,
que si los cananeos paganos e acercaran para verla, de asombro se quedarían
pasmados, pensando que contemplaban un dios anciano.
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