El vicario de Cristo en la tierra es el Espíritu Santo
Apocalipsis 19: 10
"Entonces caí a sus pies para adorarle. Y
me dijo: no hagas eso yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos que poseen el
testimonio de Jesús; adora a Dios. Pues el testimonio de Jesús es el espíritu
de la profecía".
El ángel mismo pone de pie a Juan y le dice, “levántate,
que no debes postrarte ante ninguna criatura por excelsa que sea, arrodíllate
sólo ante Dios”. Es asombroso que Juan, tan lleno del Espíritu del Señor haga
eso; quizás llevado por la gratitud y la emoción, no porque el ángel lo
indujera, ni lo pretendiera en ninguna forma. Un poco después pasó lo mismo
(22: 8,9). Está totalmente prohibido dar culto a los ángeles (Col. 2:18) ¡Cuánto
menos arrodillarse ante hombres por santo que ellos sean! De ese mismo espíritu
puro y angelical participaban los grandes apóstoles, que rechazaban ser
adorados como dioses (Hch. 10: 25,26; 14: 5). ¿Qué tienen que decir los que se
creen Dios, que justifique que sus feligreses se postren ante ellos, les besen
las manos y les confiesen los más íntimos pecados pidiendo absolución como si
estuvieran en lugar de Dios? ¿Por qué sus prelados toleran y aceptan tal honra
cuando oyen a la gente devota afirmar que estar “viéndolos” a ellos y
“tocándolos” es como si lo hicieran al mismo Cristo?
No hay adjetivos para
calificar ese culto a la personalidad; ni es posible pensar que el anciano que
tal adoración pública acepta sea una persona humilde llena del Espíritu del
Señor cuando no irrumpe entre la multitud diciéndoles que es un ser humano como
ellos. Y no pueden alegar que se trata de una autoridad apostólica porque ya
hemos visto que los santos apóstoles la rechazaron. Nadie es “el Vicario de
Cristo en la tierra” porque a quien único Cristo dejó en su lugar fue al
Espíritu Santo, no a ninguno de sus discípulos. Ni por gratitud ni por emoción
ningún cristiano debe postrarse ante alguna criatura. Si los ángeles son “consiervos”, los hombres
más santos lo son también y entre nosotros “hermanos”; somos consiervos los unos de los otros y
debemos tratarnos como hermanos, con amor, respeto, pero no como dioses.
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