Estudiar y trabajar son el camino de la libertad


Levítico 25:39
“Y si un hermano tuyo llega a ser tan pobre para contigo que se vende a ti, no lo someterás a trabajo de esclavo”. 

No puede ser totalmente libre aquel que es demasiado pobre. Si nunca podía comprar su libertad y vivía, saldría libre en el año del Jubileo. Pero esperar cincuenta años como esclavo es demasiado tiempo. La libertad se puede perder a plazos. Los que tienen dinero o poder si no se la quitan a su pueblo de un jalón, se la quitan con trozos de tierras, posiciones, casas y escuelas. Por supuesto que instruyen en una sola forma de pensar. Con una sola ideología y sin rivales.

Los derechos civiles están atados a la economía. No puede uno disfrutar la libertad política si vive en la miseria. Estudiar y trabajar son los caminos de la libertad. La libertad no se consigue sólo con las armas sino con escuelas y libros, con libertad académica donde debate y el examen sean requisitos. Así marcha un pueblo hacia su desarrollo, no sólo con consignas y odios sembrados a propósito. Yo sé que crucificaron al Amor. Pero quienes merecen la crucifixión son los que sistemáticamente enseñan a odiar.

“El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta” (Pro.22:7). La pobreza es el camino hacia la esclavitud. Los hombres que quieran ser libres tienen que mejorar sus economías. Salir de la pobreza significa adquirir libertad. La libertad no se mendiga, se conquista, y si no se puede, se paga por ella. Si el tirano es poderoso se huye de sus dominios y se le tiran verdades desde lejos para que no se muera en su pueblo el deseo de ser libre. La fuga es un modo de protesta. Si José y María no pueden derrocar a Arquelao, entonces huyen a Egipto. Ya llegará el tiempo que regresen del exilio. 

Cristo nos enriquece con sus bendiciones y su Palabra, por eso nos hace libres. El perdón de los pecados es el comienzo de la libertad y de la riqueza. Él con su pobreza nos hizo libres, esto es, ricos (2Co.8:9; 9:11).

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