Un prisionero salta la cerca de espinos
Oseas 2:6-7
“Cercaré su camino con espinos, levantaré muros para que no encuentre sus senderos. Buscará a sus amantes pero no los hallará. Dirá: Volveré a mi primer marido porque mejor me iba entonces que ahora”.
Es delicioso pensar por medio de estas palabras en la perseverancia de los santos que es igual a la renuencia de la gracia a abandonarnos. En la providencia de Dios que juega un papel sabio en nuestras vidas, misterioso e indescifrable, haciendo surgir impedimentos en frente nuestro para evitar que abandonemos la fe en Dios. Y la santificación que sinceramente dicho y ante todo es más una separación del acto pecaminoso y no una pureza interna.
Es un texto riquísimo que habla de la benevolencia divina en el cuidado de nuestra salvación, porque “a los que antes conoció también los predestinó”, y enseña que el Salvador no falla en “llevar muchos hijos a la gloria”, porque “es poderoso para guardarnos sin caídas ni manchas” (Jud. 1:24). El profeta afirma que la seguridad de nuestra salvación está completamente en las manos de Dios. Esa es la más grande verdad que sobresale. Que sin ese supremo interés divino en nosotros todos terminaríamos dejándolo.
La otra y triste verdad que se muestra aquí es nuestra persistencia en pecar. Nacemos para pecar. Nuestro instinto es pecar. No podemos dejar de hacerlo. El pecado por naturaleza nos domina y somos “vendidos al pecado” e insistentes y persistentes en hacerlo. Todo lo que hacemos por naturaleza es desobedecer a Dios, ignorarlo por completo y abandonarlo.
El que es nacido de Dios no practica el pecado “porque la simiente de Dios está en él”, o sea la gracia del Señor. No porque no lo intente sino porque no puede. Debe recordar que el primer significado que tiene la palabra santificación es separación y no pureza. La pureza es algo obligatorio. Ningún hombre natural es santo porque voluntariamente lo desee, todo lo contrario. Desprecia la santificación. Claramente ahí lo dice el Señor que si no le pone barreras a su pueblo él se prostituiría. No confía que él le sea fiel porque le ama y desea obedecerle. Le interpone impedimentos que no pueda cruzar, cercas con espinas que le desgarren si lo intenta y paredes que les sean imposibles saltar.
Si no fuera por esos obstáculos que Dios nos pone, ninguno llegaría fiel al final. Un sermón lo para, una protesta de la familia, la protección de un buen amigo, el pecado se aleja sin decir adiós, o no se llega a tiempo para cometerlo, todo se trastorna, un espíritu de miedo venido de Jehová o un ángel se interpuso con la espada en la mano y la mula lo vio y el apretón del zapato contra la cerca hizo que gritara y desistiera.
Sin embargo con todo lo que les cueste saltar esas cercas de púas de vez en cuando algún “prisionero de esperanza” la salta, pero entonces paga las consecuencias de su extravío y le va mal con sus amantes que le dan de bofetadas y se le ríen en la cara. Entonces haciendo cuentas concluye que le iba mejor con Dios, con el evangelio, con el Espíritu Santo y con la iglesia que sin todo eso. Y comienza el doloroso vuelta atrás, humillado, pobre y avergonzado, pidiendo perdón a todos los que ofendió y a su conciencia, y mojando con lágrimas y besos el camino estrecho desde donde planeó su huída.
Humberto:
ResponderEliminarde vez en cuando algún “prisionero de esperanza” la salta, pero entonces paga las consecuencias de su extravío y le va mal con sus amantes que le dan de bofetadas y se le ríen en la cara. Entonces haciendo cuentas concluye que le iba mejor con Dios, con el evangelio, con el Espíritu Santo y con la iglesia que sin todo eso. Y comienza el doloroso vuelta atrás,
Sabes qué texto neotestamentario me ha venido al cráneo tras leerte?
4 En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo,
5 el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús
1 Corintios 5:5
Crees que Pablo se refería a lo que explicas cuando habla de, entregar a Satanás para destrucción de la carne, al hermano?
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Sí Renton, la diferencia está en que en el texto del AT el creyente se salta la cerca, el tipo se mete en pecados y el jueguito con la carne le cuesta caro, pero por la gracia suma y resta, y concluye que mejor emprende el camino de regreso y se aparece entre los santos que le reciben con aleluyas. Hijo pródigo.
ResponderEliminarEn el segundo, el de Pablo, no se fue, “lo fueron”, lo echaron de la reunión, disciplinado, no para destrucción de su vida espiritual sino carnal, no para que pecara libremente sino para que la excomunión del grupo lo matara de nostalgia y pesar y casi se consumiera con “demasiada tristeza”. Te vino bien “al cráneo” el texto, chiquillo.
Gloria a Dios, tengo una espalda hecha polvo, pero un cráneo que funciona!
ResponderEliminar:D
Renton, ¡gloria a Dios!, no es común hoy en día hallar cráneos que funcionen, al que no le falta un tornillo le falta una tuerca o está quemado, en realidad es una pena porque lo peor es que están nuevos, sin usar. Bromeando un poco.
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