Etiqueta de iglesia


Gálatas 5:16-21
“Digo, pues: Andad por el Espíritu, y no cumpliréis el deseo de la carne. [17] Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues éstos se oponen el uno al otro, de manera que no podéis hacer lo que deseáis. [18] Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. [19] Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, [20] idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos, [21] envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales os advierto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” .

 Una consecuencia de abandonar la dirección del Espíritu Santo es la impotencia para controlar los pecados. El apóstol dentro de su argumento en contra de las ceremonias de la ley de Moisés y a favor del Espíritu, como doctrina, pasa a enfocar con más amplitud el asunto que ya brevemente les ha señalado: que las ceremonias judaicas no pueden hacer nada contra los apetitos de la carne mientras que si son dominados y supervisados por el Espíritu podrán vivir libremente y en santidad. Ese es el tema que ahora desarrolla. La traducción Reina-Valera dice “y no satisfagáis los deseos de la carne” pero es mejor la traducción con una promesa, que no cumpliréis los deseos de la carne (v. 16) como un resultado seguro del andar en comunión con el Espíritu. Puede traducirse como un mandamiento o como una aseveración, pero es mejor en futuro; una verdad conocida por todos; yo creo que ese último significado es el que más se apega al texto, como si les dijera: “no tengan temor que andando por fe y no por obras caeréis en pecados, si andan no por mandamientos sino impulsados y gobernados por el Espíritu; abiertos al Espíritu, el peso corporal no os hará caer”.

Les garantiza que podrán hacer resistencia a los apetitos carnales que después enumera y triunfar sobre ellos, donde el hombre natural es transformado en un hombre espiritual. Después de eso aborda la realidad que todo cristiano debe entender: la contienda dentro de su mente de los apetitos carnales y los deseos del Espíritu y que esa lucha puede ser casi pareja de modo que la mejor intención del creyente se ve frustrada, obstaculizada y anulada al punto que no puede hacer lo que quiere (v. 17), y esa debilidad es una consecuencia de escoger hacer obras religiosas y no buscar la comunión con Dios por medio de su Espíritu.

Es el único modo de tener poder para no cumplir con los reclamos pecaminosos de la carne. Lo que sí no podrán evitar es el desenfreno, porque habiendo escogido otra clase de vida cristiana, otro evangelio, sin la comunión del Espíritu tendrán que pagar las consecuencias.

Es interesante que el apóstol no diga que si son fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu (Efe. 3:16) sino “guiados” (ago, gr. “abiertos al Espíritu” “llevados” “manejados”); en este momento no piensa tanto en una potencialidad espiritual sino en la conducción de la vida por un sendero y otro de modo que se escape de todo lazo y trampa. En muchos sentidos el cristiano continúa siendo débil en sí mismo, flaco, pero no cae en pecado porque el Espíritu lo maneja para que lo evada: se lo quita delante, lo aleja, intervienen causas providenciales que lo hacen escapar. La victoria está en arrojarse en las manos de Dios. Si abandonas al Espíritu sabrás por amarga experiencia lo que es tener muchos sueños y pocos logros.

La consecuencia funesta más grande es cuando la iglesia va siendo absorbida por la sociedad que la circunda. En cuanto a las obras de la carne les advierte que comenzarán a aparecer entre ellos por causa de la escasez de la influencia del Espíritu en la iglesia; y verán como el contraste entre la iglesia y la sociedad desaparece y la vida de los cristianos irá pareciéndose más al mundo. Si el propósito de Pablo no es ese ¿cuál es?,  ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría. Observa que esas primeras cuatro obras tienen que ver con la corrupción sexual que será lo más escandaloso en la vida de la iglesia, la disolución sexual, los cristianos contaminándose con las costumbres sexuales del mundo.  Los solteros vivirán juntos como si estuvieran casados (fornicación; hoy se le llama “mi pareja” o “mi novio”); hasta los viejos matrimonios colapsarán por locuras de adulterio; las jóvenes no podrán conservarse vírgenes hasta el matrimonio (o no querrán, cediendo a la presión de sus compañeras sin sentirse culpables, porque todo el mundo vive amoralmente). En otros se oirá hablar de diferentes clases de inmundicias, y lascivias, que le da vergüenza mencionar. Lo primero que se descompone en la iglesia cuando se ausenta el Espíritu Santo es el sexo. El descontrol sexual es escandaloso. Esta es una sociedad sin Espíritu Santo.

Quedan advertidos que verán cómo la iglesia se vuelve la sociedad y lo que nunca imaginaron que podría ocurrir pasará; lo que antes fue una congregación apartada del mundo se irá volviendo eso, un pedazo de mundo con etiqueta de iglesia; y los que andaban santamente retornarán dentro de la iglesia al mismo ambiente que tenían cuando fueron alcanzados por el evangelio; los que se habían convertido de los ídolos al Dios vivo visitarán los templos paganos y traerán a sus hogares altares.

Habrá casos de consulta a hechiceros, agoreros o adivinos, y harán caso al horóscopo y con todo, afirmarán que consultaron a Dios y que él les habló por un brujo o espiritista. Antiguos amigos se pelearán por celos  y no vendrán al culto o se alejarán enemistados; se gritarán los unos a los otros y la envidia por dones, propiedades y familia contribuirá a deshacer la iglesia. Habrá disensiones, un grupo se marchará, el que queda se volverá a dividir y unos cuantos apartarán de la verdad el oído y formarán sectas con enseñanzas de herejías, queriendo quizás resolver la situación caótica de la iglesia, en vez de volverse en arrepentimiento y oración al Señor. Y las esposas que por un tiempo fueron felices con sus maridos sobrios los verán llegar a casa borrachos. La iglesia se convertirá en una proyección ridícula de la sociedad, y todavía invocando a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo.

¿Crees que estás seguro porque tomaste un bautismo que no honras con tu vida? ¿Con semejante inconsecuencia heredarás el reino de Dios? ¿Obtendrás la ciudadanía celestial practicando alguna de esas cosas y con etiqueta de cristiano?

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