Fundamentos doctrinales de la salvación


Efesios 1:3-6
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado.



En esta preciosa carta el apóstol se siente espiritualmente "en los lugares celestiales con Cristo", y la razón es que desde allí comienza a pensar en la iglesia formada por los escogidos (v. 4). La expresión no contiene “lugares” pero lo mismo que en 2:6, 3:10, como dice Robertson, tiene una connotación local. Esto quizás sorprendiera a algunos hermanos que sentían sus bendiciones en el tiempo. Para Pablo las bendiciones empiezan mucho antes del tiempo, son anteriores a la creación del mundo, ni siquiera fueron concebidas en este estado de condenación, vienen del siglo venidero, desde el estado de gloria y gracia.

Como va a destruir el concepto de la salvación por obras que se había infiltrado en esta congregación de efesios (2:8), empieza afirmándoles categóricamente, sin la argumentación que usa en Romanos, que a ellos se les debe salir de la cabeza esa idea necia que alguna filosofía temporal que enfatice los actos por encima de la fe, o antes de la fe, pudiera ser la razón por la cual se halla en hechos cristianos, porque propiamente han venido a ser lo que son por la elección de Dios y esa bendición de serlo ocurrió no sobre la tierra donde ellos tienen puestos sus pies sino en el cielo (v. 3), y en cuanto al tiempo que nadie diga que fue al momento de creer porque ella, como una bendición estaba estipulada y atesorada antes de la fundación del mundo, fuera del alcance de la mano y del tiempo de cualquiera.

El apóstol no se hace idea de que ellos fueron convertidos sino que lo está afirmando al indicarles que esa elección de la cual la fe es una copia, no es otra cosa que un don y una bendición de Dios cuyo propósito para su gloria es convertirlos a ellos en "santos y sin manchas delante de él". El amor es la fuerza motriz que hizo que él dispensara sus dones sobre ellos para hacerlos salvos.

Y continúa hacia adelante explicándoles de forma activa el desarrollo de la elección en sus vidas a lo cual él llama predestinación (v. 5), no porque haya previsto alguna buena obra o comportamiento en ellos que los distinguiera y los recomendara para esa elección, puesto que ella es antes de todas las obras supuestamente meritorias que pudieran ejecutar, pues si es por elección y concebida en la predestinación antes de la fundación del mundo, es "para alabanza de la gloria de su gracia" (v. 6); y nadie como quien dice debe darse golpes en el pecho con arrogancia o reclamando alguna participación en su salvación puesto que es "para la gloria de su gracia", repito.

Esa es la razón por la cual han recibido la adopción como hijos suyos gracias a la hermandad de ellos con Jesucristo (v. 5). Y resumiendo lo que ha dicho hasta ese momento entendemos perfectamente desde su inicio que tienen razón para sentirse espiritualmente en el cielo, llenos de gratitud y de alabanzas a la gloria de la gracia de Dios en Jesucristo, y gracias al amor que le tiene a su Hijo Amado, es que ellos como todos nosotros, somos incluidos en ese amor y en su justicia perfecta.

Al leer las doctrinas que en tan poco espacio aglomera, participamos de esa misma profunda gratitud, y bendecimos a Dios al explicarnos como quiso salvarnos, los fundamentos mismos de la salvación, que son: gracia, elección, predestinación y adopción.

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