Estoy buscando una aguja en un pajar
Walky y yo hace un año salimos todas las semanas a repartir tratados en las calles y mercados. Hemos hablado a muchos. Hemos sido bendecidos con un grupo de inconversos, pequeño para tantos, a los cuales en un apartamento predico los domingos. ¿Una sola de esas vidas no vale nuestro trabajo? ¿No es un gran acontecimiento que el Espíritu Santo haya bajado del cielo y regenerado algunos? ¿No es un preciosísimo milagro que Cristo haya justificado un puñado de esos jóvenes centroamericanos? ¿No cantan gozosos los ángeles por un pecador que se arrepiente? ¿Y por quince o veinte? Y ¿en qué iglesia el domingo en la mañana hay 10-15 visitantes inconversos? Es raro que los hermanos lleven convidados ese manojo de almas. ¿No está Cristo donde haya dos o tres reunidos en su nombre? ¿No predicó Pablo en Roma en una casa alquilada? ¿Por qué yo no en un apartamento alquilado, los domingos? ¿Dónde se sentaba él sino en el suelo? Yo estoy mejor, me siento en una silla y un grupo en círculo me m...