La psicología alivia pero no echa demonios
1 SANUEL 16:11,12
“Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos, todos tus
hijos? Y él respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo
Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él
venga aquí. Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de
ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, pero no echaporque éste
es”. “Úngele porque éste es”.
David no estaba en el
lugar adecuado ni en el momento adecuado, entonces ese dicho siempre no es
cierto; cuando Dios quiere algo o a alguien lo trae, lo pone. Las oportunidades no se presentan, Dios las
pone, no vienen por sí solas, él las crea. De estas preguntas, ¿qué quieres
que haga, Señor? ¿Qué deseas de mí? ¿Dónde quieres que esté? Y ¿qué quieres que
yo sea?, la última es la más
importante. Dios lo escogió no exactamente por lo que podía hacer con él sino
por lo que ya era, había cultivado su
corazón tanto que ya el de los dos se
parecían, pensaban iguales y sentían iguales, él quería ser como Dios y a
eso es que se refiere, y lo había logrado (2:35). No siempre pudo lograrlo.
¡Ay, Betsabé y Urías el heteo! Sólo en lo “tocante” a ellos no fue semejante a
Dios
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