A Dios no le gusta la palabra rehusar
Génesis
22:1-14
“Y
el ángel dijo: No extiendas tu mano contra el muchacho, ni le hagas nada;
porque ahora sé que temes a Dios, ya que no me has rehusado tu hijo, tu único”.
Jehová proveerá, en el monte de Jehová será provisto. Sería más ajustado a la
variedad de usos de la palabra, traducir, en el monte de Jehová será “visto”. Por
supuesto que si vio un cordero allí, entendido que Dios se lo había provisto. ¿Por
qué no le puso por nombre “liberación de mi angustia”? El nombre va dirigido a
instruirlo, y a sus descendientes, en la doctrina de la providencia en toda la
vida, y primeramente en relación con el culto, de dar a Jehová lo mejor que se
posea, y nada tiene más valor que un hijo. ¿Por qué no dijo: ¿he aprendido a
amar a Dios, sobre todo, a no negarle nada si esa parece que fue la intención?
Lo que aprendió, lo aprendió para sus
descendientes, que supieran que en comunión con el Señor les será provisto
para servirle; no habría excusa para abandonar las ofrendas y sacrificios por
el pecado. También el relato tiene el propósito escogido por Moisés para
fortalecer la centralidad del culto en la vida del pueblo.
Otra
razón para contar este episodio quizás sea la ratificación de la promesa dada
(vv. 15-18; 12:14-16) y, teniendo en cuenta la posteridad, incluyéndonos,
hacernos mejores creyentes. ¿Quieres que Dios cumpla sus promesas en ti?
Tienes que ser un mejor hombre de fe, más obediente, no negarle nada y negarlo
todo por él (Luc.14:26). La fe no se muestra tanto por lo que uno adquiere sino
por lo que se quita, lo que entrega, lo que pierde. Son renuncias lo que
demuestran la fe, no adquisiciones.
Como ya he sugerido, el relato está
recogido con el fin de enseñar a confiar en la prueba de la fe en la providencia
de Dios; que, si él tiene la preeminencia, en todo, él proveerá. Dios es
inmutable; por lo tanto, siempre se mostrará providencial. Hay una
palabra que a Dios no le gusta; por eso se la dijo a Abraham:
"rehusar", y la emplea un par de veces (vv.12,16); a no ser si rehusamos
pecar. Y Moisés enseñó que a él tampoco
le gustaba. A la Ley no le gusta. La fe que justifica no está relacionada tanto
a ninguna otra doctrina como a la providencia de Dios, donde ella se asegura y
se muestra por la obediencia, sin incertidumbres ni inconstancias. Si somos
justificados como Abraham es “por fe y para fe” (Ro.1:17). La primera fe
corresponde a la salvación y la segunda a la
vida. Es una misma. Se conoce la primera por la observación de la segunda.
A Dios no le rehúses nada, por algo te lo pide.
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