Una sociedad sin Dios en los negocios y los bolsillos


Salmo 53:1-6
“Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; no hay quien haga bien. Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios. Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno. ¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad, que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, y a Dios no invocan? Allí se sobresaltaron de pavor donde no había miedo, porque Dios ha esparcido los huesos del que puso asedio contra ti; los avergonzaste, porque Dios los desechó. ¡Oh, si saliera de Sion la salvación de Israel! Cuando Dios hiciere volver de la cautividad a su pueblo, se gozará Jacob, y se alegrará Israel”.

¿En qué necio piensa? Los que devoran el trabajo, la libertad de su pueblo, como si no existiera Dios en Israel (v.6). No habla aquí de las deportaciones que conocemos sino de puñados del pueblo, familias, individuos que eran esclavos en otras tierras, quizás. David anhela que los exiliados regresen libres a la comunidad de Israel. Suspira por las ovejas perdidas de la casa de Israel. Esa es una interpretación.
Ahora nota la extensión que el Espíritu Santo le da. La poesía como profecía va más allá del contenido social porque el Espíritu Santo le habló a David sobre la corrupción de la naturaleza humana y su inhabilidad para buscar a Dios (v.2); la falta de la práctica de la existencia de Dios en el mundo, por sus pasiones pecaminosas, por falta de entendimiento (v.2), de las realidades espirituales y su entrega total al mundo. La conexión entre los v.1; v.3, tiene que ver con la apostasía y la deserción de Dios o el abandono de él, y sus leyes, para hacer iniquidades. Tal vez los que "a Dios no invocan" (v.4) son los explotadores de los pobres, los ricos (14:6) y los "cautivos" sean los que están cautivos por sus deudas. No hay Dios en las clases poderosas de la nación de Israel. El Nuevo Testamento es el que lleva este análisis a la humanidad en general. Este es un ateísmo práctico y una separación de Dios de todos los negocios de la vida; una proverbial irreligiosidad de la clase secular y pudiente del país. Dios, nos ayude, hermanos, a salir de esa triste situación económica definida como cautividad; y oremos para que cambien las cosas en esta sociedad abusadora dominada por un secularismo necio, profano y en la práctica ateo, aunque de labios se dice cristiana, una sociedad sin Dios en los negocios y los bolsillos.
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