¡Vaya parientes que algunas veces uno tiene!
Ezequiel 11: 15
"Hijo de hombre, tus hermanos, tus hermanos, los hombres de tu parentesco y toda la casa de Israel, toda ella son aquellos a quienes dijeron los moradores de Jerusalén: Alejaos de Jehová".
Posiblemente se refiere a sus parientes en el sacerdocio, los que se hallaban en Jerusalén; sus hermanos naturales, los que pertenecen al sacerdocio como él, ya no son sus verdaderos hermanos sino los exilados con los que se reúne en Babilonia junto al rio Quebar. La idea es que no les haga caso y haga a los cautivos sus verdaderos hermanos.
Mejor se quedarían callados y no oírlos hablar. ¿Por qué no se meten sólo en sus vidas y aconsejan a los otros? (v.2). Darían un dedo de la mano porque nos alejemos de Dios. Tal vez por eso la palabra parientes puede traducirse “redención”, no al pariente que “redime” sino al que des-redime, al que nos quisiera ver volviendo a nuestro vómito y a revolcarnos en el cieno, a los que “les parece cosa extraña que no corramos con ellos en el mismo desenfreno y nos ultrajan” (1Pe.4:4); y dicen “alejaos de Jehová”.
¿No te han pedido alguna vez tus propios hermanos, los de tu parentesco o tus mejores amigos, que dejes al Señor, que te alejes de la iglesia, que no te juntes con esa gente cristiana? ¿No te han pedido que no leas tanto la Biblia, que no vayas tanto a las reuniones, que no seas tan fanático? ¿O que no te pongas de parte de Dios, de su mensaje?
Ezequiel quisiera que no fuera así, que sus hermanos en la carne compartieran su apego a Dios y su mensaje, pero no sucedió como él quiso. Sus verdaderos hermanos eran aquellos despreciados, los que habían salido al exilio; aquellos que “oyen la palabra de Dios y la guardan”. ¡Vaya parientes que algunas veces uno tiene!, que le dicen “alejaos de Jehová”. Mantente fiel, da respuesta a todo el que demande razón de la esperanza que hay en ti (1 Pe. 3:15), ora por ellos, y espera al Espíritu Santo porque quizás les conceda arrepentimiento; y en cuanto a tu testimonio, no retrocedas para perdición porque es importante que ellos lean en tu vida los evangelios y la gracia de Dios en tu esperanza.
Ja,ja,ja, me dio risa leer el título de este post y explico porqué: porque si se pone uno a recordar a muchos de los parientes en la carne que tiene uno...¡ay!, je,je, fue por eso que me causó risa, pero a Dios gracias por todos los hermanos en la fe que nos consuelan, ayudan y fortalecen como ud. querido hermano.
ResponderEliminarGracias por ser fiel en escribir. Mi mayor deseo es que el Altísimo continúe derramando sus bendiciones sobre su persona y familia.
¡Buen inicio del 2010 con Cristo!
Hermano, que buen artìculo. Nos hace reflexionar muchisimo, porque muchas veces hay pocos cristianos en casa y son muchos los familiares inconversos que tenemos, de mi parte por ejemplo es asi, me pasa que no tengo amigos mundanos y en vez de estar saliendo o haciendo cosas del mundo, prefiero encerrarme en mi habitaciòn y leer la Palabra, solo la gracia de Dios nos puede mantener asi. Que Dios les de la salvaciòn a nuestra familia y nos ayude a no desviarnos por causa de ellos. Dios te bendiga.
ResponderEliminarIsa, sé que eres una cristiana de madurez espiritual, ¿no crees que si nos dieran a escoger los parientes algunos de ellos los dejaríamos fuera? Tal vez si les dieran la oportunidad a ellos con nosotros harían lo mismo, a no ser que pudieran cambiarnos un poco. Dios te bendiga y pide misericordias para mi trabajo. Un grandioso 2010, Amén.
ResponderEliminarSonia, gracias por venir a mi blog. En cuanto a tu familia, trata de ser una “luminar en el mundo” (Filipenses 2:15) especialmente para ellos, y ámalos, que si algo quieren reprocharte que no sea falta de amor, que no es tu caso, y que tu búsqueda de santidad y consagración no hagan que los mires con fastidio e impaciencia, como suele ocurrirnos. Y en tu iglesia, disfruta la compañía de jóvenes como tú; el amor de tus hermanos en la fe es un regalo que Dios te da. Saboréalo. Que tengas un bienaventurado 2010.
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