Golpes de martillo
ÉXODO 25:31-40
“Harás además un candelabro de oro puro. El candelabro, su base y su
caña han de hacerse labrados a martillo”.
Este candelero, si sigo a Juan en su
visión en Apocalipsis (Apc.1:12,13), debe representar a la iglesia de Dios en
la cual brilla su presencia, y alumbra en toda la tierra. Oh hermano, la
iglesia es un instrumento sagrado, y su luz, la del Espíritu, es la más
brillante y hermosa que ojos humanos han visto. Es significativo y además
curioso que el candelabro no debió hacerse en algún molde, sino por medio de golpes
de martillos; no quedaría tan perfecto como si se fundiera como ya he dicho, en
un recipiente con su forma, pero ese no era el propósito, que pareciera
perfecto sino que sufriera los golpes, y sus golpes precisamente le dieran su
forma y fueran visibles y quedaran como constancia, que los malos momentos y circunstancias vividas por la iglesia forman parte
intrínseca y son realmente los que le dan forma. Una Iglesia, concretamente
una vida cristiana, donde los golpes de martillo no sean visibles y que sólo se
aprecie regocijo, buen humor y la marcha de las cosas buenas, es dudoso que esa
vida o esa iglesia tengan una formación sagrada. La vida del creyente en Cristo
no es tanto una obra de arte sino más bien el ejercicio de un orfebre instruido
por Dios que golpea la forma y el fondo de ella hasta que aparezca el emblema
de Cristo desde una punta hasta la otra.
Comentarios
Publicar un comentario