La cena o eucaristía es para los cristianos
EXODO 12:43,44
“Y el Señor dijo a Moisés y a Aarón: Esta es la ordenanza de la
Pascua: ningún extranjero comerá de ella”.
Llamo eucaristía no a la misa
católica que enseña la transustanciación, sino a la comunión evangélica. Sin
embargo, ella, la cena digo, no es propiedad de una denominación sino de todos
los cristianos. Quiero decir que tienen derecho a participar sin distinción de
etiquetas de grupos eclesiásticos, llámense bautista o tenga otro nombre.
El texto me hace pensar en la muerte de Cristo por la iglesia, “la amó
y se entregó a sí mismo por ella” (Efe.5:25). En realidad, es ofrecido
al mundo entero y solamente “los circuncidados” de corazón, los que han echado
afuera el prepucio “del cuerpo del pecaminoso y carnal” son aceptados
legítimamente a participar de los beneficios de su muerte (Col.2:11,12). No que
el bautismo te de ese derecho, sino el nuevo nacimiento. No debe la forma del
bautismo, y por ende mucho de las distinciones cristianas, limitar el acceso a
la cena del Señor sino la conversión y la santificación. Es discriminación o
abuso excluir a otro evangélico porque es de otro grupo cuando básicamente
creen y adoran lo mismo. La santa Cena es “del Señor”, no nuestra, y el
requisito único para no compartirla lo ha dispuesto él, el nuevo nacimiento
como hijo de la promesa, no un “extraño y enemigo”. Extraño se debiera traducir
“alienado”, uno separado y que no tiene comunión con el pueblo de Dios. ¿Y cómo
saber si alguien es convertido o no? Sólo Dios lo sabe, y la conciencia. Así
que ella es la que hace la decisión. Por supuesto que un hereje o idólatra, que
no entrará al reino no debe tomarla (1Co.5:11; Efe.5:5; 1Jn.5:21; 2Jn.1:10).
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