Contentos con la Suerte
Números 33:53,54.
“Y heredaréis la tierra por sorteo por vuestras familias; a los muchos daréis mucho por herencia, y a los pocos daréis menos por herencia; donde le cayere la suerte, allí la tendrá cada uno; por las tribus de vuestros padres heredaréis”.
Seguramente tenemos más cosas que agradecer a Dios de las que pensamos. Uno recuerda más las cosas malas que las buenas, pero siempre son más las buenas que las malas. Alguien dice “he tenido suerte” “si la suerte me acompaña”. Aquí veremos por qué Dios le dice al pueblo que se reparta la tierra conquistada echando suertes y qué dice la Biblia sobre la suerte.
Dios les da la tierra, ya les dice que es de su propiedad pero la distribución de cada tribu se hizo echando suertes, toda la tierra alcanzaba para todos. Dios no dijo: Rubén ven acá, Zabulón ponte allí, Neftalí ve para allá, por fuera Dios no intervino. No usó su dedo. No le habló a Josué. Le dijo que echaran suertes porque Dios conoce lo inconformes y mal agradecidos que somos que siempre pensamos que merecemos más de lo que nos da, con el propósito de que nos conformemos y estemos contentos cualquiera que sea nuestra situación.
Por eso Dios esconde su sabiduría y providencia detrás de lo que llamamos suerte o casualidad. Las circunstancias nos llevan a un lado o al otro y usted no puede ver directamente a Dios, está dirigiéndolo todo pero no te permite verlo hasta que estés contento con lo que te da y donde te lo da. Por ejemplo, dónde vamos a vivir y la iglesia a donde nos lleva. No nos gusta el país, la ciudad, le hallamos defecto a la gente, a los vecinos, al clima, a los huracanes, los tornados o las nevadas. La casa no nos gusta sino la de algún vecino. Un poquito de envidia. Y con la iglesia nos pasa lo mismo. No nos gusta mucho, hallamos defectos a los hermanos, las cosas no se hacen como uno quiere. Y no disfrutamos lo que Dios nos ha dado: La mujer, los hijos, la ropa, la comida, el sol, la luna, las estrellas. Detrás de la suerte y las circunstancias se halla Dios, el hombre echa la suerte pero la decisión de ella es de Dios (Pro. 16:33).
Las circunstancias nos llevan a un lado o al otro y usted no puede ver directamente a Dios, está dirigiéndolo todo pero no te permite verlo hasta que estés contento con lo que te da y donde te lo da.
ResponderEliminarQué curioso, acabo de explicarle a una hermana el significado de Mateo 6:25-34, a raiz del versículo 33,
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Este pasaje y en concreto dicho versículo, demuestra la soberanía, el control que tiene Dios, en todo aquello que incumbe a sus redimidos.
No hay casualidades con los que buscan el Reino de Dios y su justicia, no fue casualidad que la suerte señalara a Jonás y no es casualidad que todos los que aman a Dios, mientras tengan sustento y con qué cubrirse, estarán contentos con ello.
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Es cierto, Renton, si viviéramos más por fe que por vista, si viviéramos lo que sabemos, estaríamos más conformes y contentos; nos pasamos la vida desconfiando de la providencia y luchando contra su soberanía. Jesús dormía tranquilo sobre un cabezal en un bote mientras la espuma le mojaba sus cabellos; Pedro dormía tranquilo en una celda la noche antes de su posible ejecución y yo me desvelo con ridículas y diminutas preocupaciones.
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo, muy acertado pastor!
ResponderEliminarSaludos desde Chile!
Gusto en saludarte Viviana, gracias por el saludo desde tan lejos; he pedido a Dios por ti y tu familia y que encuentren en él lo que busquen. Amén.
ResponderEliminarPastor, creo que Dios ha escuchado no sólo su valiosa oración, sino la de todos mis hermanos y hermanas que saben de mi situación. Tal es el caso del Hno Renton, que me ha ayudado mucho a la distancia con su exhortación y su oración.
ResponderEliminarYa veo un poco la luz al final del túnel, creo que Dios nos ha tenido misericordia.
Ha sido un tiempo dificilísmo, pero con un fruto invaluable de justicia y conocimiento de Dios.
Viviana, es bueno y para Gloria de Dios que hayas atravesado esa oscuridad, y te hayas orientado por tu Estrella Polar, esto es Cristo. O mejor dicho, en casos así no es que nos movamos “como viendo al Invisible” sino siendo vistos en todo momento, dijo Agar, por “el Viviente que me ve”. Dios siempre nos ve y pone nuestras lágrimas en su redoma (Sal. 56:8), y su Libro está húmedo particularmente por el escondido llanto de cada uno de nosotros. Renton es un magnífico y dispuesto ayudador.
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