No andes con la tontería que si tuvieras tantos años menos


Isaías 40. 27-31

“¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”. (Isa. 40: 27-31).

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Aquí tienes un texto para ponerle fin a tu desánimo. Si después de leerlo persistes en andar alicaído, tu mal no sale sino con oración y ayuno. ¿De dónde has sacado eso que Dios no sabe lo que te pasa, porque dices que Dios no conoce tus caminos? Oh, ¿no sabes que él te ha puesto en esos caminos, que andas por donde él propuso que anduvieras? No sujetes tu melancolía a semejante ignorancia. Si dirigieran tus pasos la Fortuna o la Suerte me callaría, pero no es así. Los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; da fuerzas al cansado, él no se fatiga. ¿Por qué dices, Dios no sabe lo que me está pasando? Dios sí lo sabe.

Cuando te cunda los músculos y el espíritu el desánimo, remítete a Dios como Creador. Eso pone fin a la duda de si puede o no puede prestarte ayuda. Andas así porque no tienes ni idea del Dios que tienes. Sumérgete un poco en la teología y en el estudio de los atributos de Dios. Da vergüenza que te vean así teniendo enfrente un Dios tan enorme. ¡Mira que Dios se ha opuesto a que lo humanices! Si Dios es indescriptible, no dibujable, y por eso se ha opuesto a que lo concibamos como los paganos, ¿por qué no cesas de humanizarlo y pensar que es como un viejito cansado? Te cansarás tú pero no él.

No andes con la tontería que si tuvieras tantos años menos podrías hacer esto y lo otro. Los muchachos se cansan y se caen. Tú no necesitas tener menos años sino más fe. El Señor es el autor de todo vigor. Tú te cansas pero Dios no. Cuando te falte la voluntad pídele prestado un poco de la suya. Los que esperan en Dios podrán hacer labores que los jóvenes no han podido realizar, ni tú cuando tuviste muchos años menos. Recoge estas palabras que son dichas para gente que se siente caída en el polvo. Dios la recoge desde el suelo.

¡Oh, oh impaciencia de mi incredulidad! ¿Qué he decir? ¿Que mis problemas no le interesan a Dios? No hable así Israel, no hablaré así yo. ¿No puedes dar ni un solo paso? Cambia de actitud. Siéntate. Reposa. Si no tienes fuerzas ni para andar, fuerzas Dios te dará. Imagínate que si ahora te arrastras, en un rato podrás volar y visitar las altas nubes que te parecen lejanas. ¿Volar? Sí. ¿Por qué no? Cuando se vigorice tu fe por su Palabra te separarás de este mundo, te remontarás sobre él como las jóvenes águilas. Y ¿cómo? Por una renovación. No gastes tus pocas fuerzas en lamentos. Encamínate a una renovación. Si no puedes renovar lo que envejeció y ya es historia, renuévate tú.

Comentarios

  1. Querido hermano, este día me sentía apachurrada -ya sabe, ataque de satanás- y me sentía cansada y desanimada, pero este post,¡pum! mandado por Dios, tal parecía, en cuanto lo inicié a leer que me decía las primeras palabras hacia mí: "Aquí tienes un texto para poner fin a tu desánimo".
    Agradezco al Señor por su vida mi querido pastor. Ahora me siento con ánimo para seguir en la lucha contra el adversario que es cada día y que se presenta en los momentos más inesperados, por eso no puedo quitarme la armadura y descansar, je,je. El Señor, ciertamente nos da la fuerza de las águilas y de la juventud, porque ¿Qué Dios como Él? ¡NINGUNO HAY, SÓLO ÉL!
    Precioso post, muy reconfortante como siempre.
    El Señor le continúe bendiciendo.

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  2. Isa, la experiencia humana y cristiana es común, yo conozco a Mara porque he visitado esas "aguas amargas", y como tú puedo decirle a los que van por primera vez, que estuve allí, y cómo se endulzaron, con páginas de Biblia y promesas, mis días.

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