El Redentor en Carne Humana
Mateo 1:1-17 (LBLA)
“Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.
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Se piensa que Elí el padre de José, fuera en realidad su suegro, el padre de María, así María traza la conexión sanguínea con el trono de Israel y Mateo la conexión legal. Por ambos caminos Jesús es el Rey. José tenía por la ley que casarse con una dama de su propia tribu, y por esa razón María es incluida en la genealogía de José.
En cuanto a la aparición de nombres diferentes no hay problema alguno porque como se sabe, los judíos podían utilizar hasta dos o tres nombres para una misma persona y Mateo y Matías el sucesor de Judas son casos típicos (Ver Hch.1:23).
Nota la imparcialidad de la Escritura que es inevitablemente vista cuando menciona nombres en su genealogía que era preferible en vez de recordarlos, olvidarlos. Uno de ellos es Judá, (v.3), que aunque no fue lujurioso cayó por inmoralidad durmiendo con su propia nuera viuda a la que supuso prostituta, Tamar.
Aún el rey David aunque se le llamó “el dulce cantor de Israel” y “el hombre conforme al corazón de Dios”; elogios que estrictamente no merecía pero es recordado dentro del pueblo santo para que la misericordia de Dios brille. Aparece su hijo, Salomón, grande ante los hombres, autor de dos libros del canon, pero por méritos morales no se hubiera ganado esa posición de ser recordado eternamente por Dios. Su noble madre fue ultrajada por aquel campeón de Jehová que ya mencioné, su abuelo, y nació de la que fue mujer de Urías a cuyo esposo este último asesinó con manos extranjeras (v.6). y la lista continúa y la falta de perfección de todos ellos no se puede tapar.
Toda la historia de la iglesia es un recuento de rebeliones humanas y justicia, misericordia y perdón divinos. Si esta cansona lista no fuera letra escrita por la pluma de Dios, hubiera omitido el cataclismo político de la deportación a Babilonia cuando Israel dejó de existir como nación y volvieron muy pocos de ellos. Y para gloria de Dios en la caída de Jerusalén en el año 70 de nuestra era, aunque todo se quemó, todo se perdió y los judíos no saben nada de sus antepasados, hay una sola genealogía que se conserva, ésta, la de Jesucristo y es la que únicamente hace falta, la del Salvador del mundo.
Y como me he propuesto exaltar la gracia de Dios en perdones y justicia, puedo demostrar que su gracia brilla luminosa sobre su pueblo cuando Mateo menciona mujeres en su genealogía, lo que no era común que se hiciera y ninguna de las tres mencionadas, Tamar, Rahab y Betsabé, hubieran sido seleccionadas si su intención hubiera sido la gloria del hombre y no la gracia divina.
Pero Mateo quiere mostrar la misericordia de Dios al elegirlas, (vv.3, 5, 6). Cualquiera de ellas estuvo asociada a algún tipo de escándalo. El autor de este evangelio no quiere glorificar al hombre, sino enmarcar con ejemplos el propósito soberano de Dios conforme a la elección, que no obra por méritos de obras, sino por su llamamiento y el puro afecto de su voluntad.
(2) De ese modo Jesucristo, queda demostrado, es el heredero legal al trono de David y además en carne y piel asociado, en cuerpo y sangre, a los pecadores, constituido por Dios por Rey sobre ellos, su Amigo y Salvador (11:19), quien bajó a este mundo en busca de injustos y pecadores, no de sanos sino de enfermos, de publicanos y rameras (21:31). Participó de nuestra naturaleza humana, (He 2:14-15), para venir a ser nuestro íntimo Salvador, que por nosotros Dios lo hizo pecado, y llevando carne de pecado y la condena que nos pertenecía, en la cruz con espantoso trago de amor nuestra sentencia agotó. Su gloria brilla en ser el Salvador de los pecadores. Lo demuestran sus ancestros, y eso lo convierte en nuestro pariente más cercano que puede redimir. Sí es nuestro Redentor.
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