Ataques Contra la Segunda Venida de Cristo

2Tesalonicenses 2:1-2

Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con él, os rogamos hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar ni os conturbéis ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.

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Parousía o parusía significa la presencia física de Cristo. Nuestro apóstol habiendo entusiasmado y exhortado a sus hermanos en relación con la segunda venida de Cristo, pasa a corregirles cierto fanatismo creado por unos ilusionistas que exageraron tal vez sus palabras y las del Señor y andaban diciendo a todo el mundo fecha, hora y minuto del regreso del Señor. Es cierto que la iglesia estaba muy animada y todos esperaban el regreso de Jesús en un futuro vecino, pero de eso a que ya lo dieran categóricamente como seguro que los días estaban contados, era otra cosa. Sabemos que esa exageración desorganizó la armonía congregacional y afectó tremendamente de modo negativo la moral de los que antes vivían con esas mismas expectativas pero sin fanatismo alguno.

Veamos primero lo que significa en el sentido de que el día del Señor está cerca (v.2). Hoy como antaño hay una tendencia enorme a la inmoderación doctrinal, movida por ciertos hombres dados a exagerar y especular que escriben y pregonan un sensacionalismo escatológico, para arrebatar con sus novedades a las multitudes tras ellos, de modo que engañan a medio mundo y se vuelven estos fuegos fatuos muy populares y conocidos y hasta se enriquecen cuando venden constantemente imprimidas en papel las profecías que dicen tuvieron o tendrán cumplimiento. La más favorita es la parousía que de modo ingenuo le pintan una cara noble al novio y lo lanzan abajo tirando besos en su caída a la novia, sin preparar, digo yo, que lo espera con los brazos abiertos.

Desde tiempos de Pablo esos exagerados existían y como Dios ni les hablaba ni los inspiraba, tomaban las profecías dichas o escritas por los apóstoles y sobre ellas trabajaban martillando sus fantasías, robándole el precioso honor al que las escribió y enseñó y hasta combatiéndolo dándoles más firme confirmación a sus enmiendas que a la revelación original.

Pablo quiere advertir a la iglesia de Tesalónica, que se guarde del daño doctrinal que pueden hacer los fraguadores futuristas y no oigan ni lean las novelas de ficción que escriben. Es cierto que él les había instruido ardorosamente aguardar al Señor, es verdad que los amonestaba como si ya lo tuviesen de regreso dentro del límite de sus vidas, pero como una expectativa, no como una profecía fija.

Una expectativa puede ocurrir en cualquier momento, pero siempre deja un espacio abierto hacia el futuro sin detenerse a señalar un punto determinado cuando ocurrirá, convirtiéndose en una realidad. Eso fue lo que hicieron los seudo maestros que visitaron las iglesias paulinas, quitar la expectación de la parousía y colocarla en un momento determinado o al menos dentro de un límite ya establecido de tiempo. Suena muy parecido a lo que Jesús advirtió cuando dijo que vendrían falsos profetas diciendo del seudo cristo, helo aquí, helo allí (Mt.24:23,26), y apuntaban con el dedo hacia el tiempo y lugar. Ponían una fecha inventada, que aún Jesús en su vida terrenal desconoció.

Observa los medios que ellos usaban para destruir la expectativa de la segunda venida y colocar en su lugar un vaticinio fijo. Pablo menciona tres, el primero es espíritu. El apóstol Juan nos amonesta a probad los espíritus (1Jn.4:1). Más sobre esto puede verlo en mi exposición sobre esa epístola. Generalmente esas personas alegan algún tipo de comunicación con el mundo espiritual, dicen que Dios les ha hablado y que son portadores de sus palabras. Cuentan como veraces sus visiones, sueños o transportaciones a la gloria. Nombran incluso, a los ángeles que los llevaron por la mano de aquí para allá a algún lugar del globo.

Pero una y otra vez el método de prueba para esos seres “espirituales” es el mismo, la verdad ya revelada. Dios no puede contradecirse en lo que ya nos enseñó. El no miente. La piedra de toque para todo espíritu es la Biblia. Sea que alguien diga que un espíritu le apareció, sea que aun ese mismo espíritu diga que vino del cielo (Gal. 1:8) y se presente ante la iglesia en forma angelical, si anuncia otro evangelio es anatema.

A estas alturas de los tiempos y ya tan avanzada la historia cristiana, no nos hace falta ninguna nueva comunicación ni la ayuda espiritual de algún espíritu bondadoso que quiera actualizarnos lo que por siglos hemos aprendido que se halla completo. En relación con la parousía o con cualquiera otra doctrina no necesitamos ayuda de ningún espíritu, sus aclaraciones o adiciones se hallan de más.

Fíjate que otro medio de engañar en relación con la segunda venida de Cristo son las falsificaciones de la palabra y de la escritura (v.2). Si alguien hubiera dicho “Pablo me dijo” “yo oí decir a Pablo” “Pablo enseñó esto aquí”, y lo que dice haber Pablo dicho, que escribió cuando Cristo vendría, está poniendo en boca de Pablo palabras que él no dijo a nadie. Y una combinación con lo anterior pero mucho más grave es la epístola y por carta como si fuera nuestra. Ya por esta época las iglesias estaban utilizando como libros de textos para la enseñanza las cartas de Pablo; y los enemigos de la verdad y hombres llenos de ambición escribían las suyas propias, las firmaban como si fuera de él o alegaban haber recibido alguna con la firma suya.

Pablo parece que ha sido informado de lo que estaba pasando e inmediatamente hace lo que puede para impedir la falsificación de sus documentos; y como la letra y la firma pueden ser imitadas de modo que sería imposible reconocer la falsa de la auténtica, indica que se compare lo que ellas dicen, las espurias con las genuinas. El tiempo en que fueron escritas en este momento no importaba, son de las mismas fechas, el contenido teológico es más importante que eso. Lo que la iglesia ya poseía es más importante que la clasificación de un códice por siglos, lo que ya fue parte de la historia del pueblo santo, porque con igual edad circulaban para arriba y para abajo documentos fraguados.

La época en que un documento fue escrito es muy importante, pero nunca más que su contenido teológico. Si el contenido teológico de un documento es variado, diferente al que la Iglesia aceptó históricamente, contrario, aunque el hallazgo sea más antiguo, eso no es suficiente autoridad para corregir lo existente.

Damos gracias al Señor porque Pablo trazó esa regla que nos permite rechazar cualquier vieja tradición o descubrimiento que en sustancia niegue la fe una vez dada a los santos. ¿No nos enseña el amado apóstol a escrupulosos en admitir como inspirado por Dios cualquier documento o literatura? ¿No nos enseña que hay que forzosamente ponerle límite a la revelación? ¿No vemos que desde temprano la verdad ha sido atacada por modificadores y que bajo el nombre suyo se intentó imprimir un sello diferente a la verdad? Una de las joyas más preciosas que poseemos, hermanos, para poseer la verdad intacta es nuestro canon cerrado.

Por último me parece que puedo afirmar que estas cosas que él menciona tienen un impacto desastroso sobre la mente de la iglesia. La palabra que Pablo utiliza para indicar mover es, en griego, saleuthenai, que quiere decir agitado, sacudido, la misma que se utiliza en He 12:26 donde dice que “conmovió”, (sacudió) entonces la tierra, y en Mt.11:7 emplea la misma palabra hablando de una caña “sacudida” por el viento. Cuando un hermano no bien informado, no bien fuerte en doctrinas oye a cierto fulano decir que tuvo un sueño, que se le apareció un ángel y que le dio revelaciones y “tablas de oro” o cualquier otro invento, puede ser sacudido de su sana doctrina, conmocionado en su mente y pensar que está diciendo la verdad.

El impacto de los falsos profetas sobre el mundo es enorme y nadie lo niega, el mismo cristianismo ha sido fracturado por esos ilusionistas que han asegurado a los crédulos ingenuos que habían recibido revelación de parte de Dios. El daño ha sido muy grande porque como antaño, por la astucia que tienen; ellos se cuidan mucho de afirmar que la revelación espiritual o el documento que muestran es confección propia, tienen que hacerlo coincidir con lo que Pablo enseñó porque de otro modo nadie se lo recibiría.

Aquí es donde se hace máxima la falsedad cuando le hacen pensar a los creyentes novatos que lo que ellos aseguran no contradice en nada, sino más bien complementa o reafirma lo que Pablo dijo. Sin embargo no es así. La revelación es anticristiana y como ya no tenemos a Pablo que se alce de su tumba y venga a decirnos que él no dijo eso y que lo que está oyendo está en abierta oposición a lo que enseñó cuando pasó por este mundo, tenemos que valernos solamente de nuestro buen juicio, sus viejas cartas y la guía del Espíritu Santo.

Comentarios

  1. Gracias hermano por seguir escribiendo.Que goce de un buen y feliz fin de año, y que este 2009, que aparentemente se ve muy sombrío, la luz de nuestro Señor Jesucristo lo ilumine para alumbrar nuestra senda y nunca caigamos de ella ¡uy!
    Y muchísimas gracias por haber escrito a mi blog.Mi manantial se gozó con su comentario.
    Un fuerte abrazo.

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  2. Gracias Isa, tienes un blog muy bonito,personal y lleno de colorido. Tienes muchos amigos que forman una red linda en el Senor.

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