Cómo un hijo recuerda a su madre
Proverbios 31:10-31
“…el corazón del marido está en ella confiado…”.
Si usted lee todo el texto bíblico indicado mirará
que eso no parece ser la profecía de la madre de Lemuel sino lo que
aprendió él de ella. Una madre se constituye en una profetiza cuando educa en
la ley de Dios a su hijo. Estos son los recuerdos de alguien que lo educó para
que fuera rey, su madre. Años después así se acordaba. No era profetiza al
estilo de los profetas de Israel sino al estilo de las hijas de Felipe, dentro
de la casa, para constituir una familia hermosa.
(1) De su madre aprendió sobre sexo y
el alcohol (vv.1-9). Tome el trabajo de leer el texto. Sí, de la madre,
el hijo varón, y ¿por qué no? Las madres pueden enseñarle mucho de esto a sus
hijos, precisamente porque ella es una mujer.
(2)
Aprendió que su padre al casarse con ella ganó (vv.10,31), que le era
una ganancia, era su mayor fortuna, su capital blessing como dijo el
pastor John Gill de su mujer.
(3) Puede confiar
en ella (v.11), en relación con la economía y por supuesto, en todo.
(4) A ella
su padre le deba su reputación (v.23), un nombre.
(5) Sabía
el deleite que le producía porque lo oyó alabarla (v.28). Esto hace
sonreír a un hijo. No le decía palabras feas ni la ofendía.
(6) Oyó a sus
hermanos llamarla bienaventurada (v.28) por lo que ha hecho Dios con
ella, estaban orgullosos de la clase de madre que tenían. Es un término
bíblico, relacionado con la obediencia a la ley de Dios.
(7) Tenían
una madre temerosa de Dios (v.30). Y de ella aprendieron a temer a Dios. En
cuanto a las virtudes (v.10). No dice “hermosa”, es mejor virtuosa que
hermosa (v.30).
(8) Su hijo
la recuerda como una mujer trabajadora. En el texto es su virtud más
destacada, lo que ella hace por su familia, su hogar se halla a la altura que
está, porque con sus manos ella lo ha alzado. Seis veces se refiere a las manos
de su madre (vv.13,16,17,19,20,31). No a las uñas largas de su madre, ni a sus
pestañas postizas, sino a las rústicas manos de ella.
(9)
Recuerda que era una mujer madrugadora (v.15), y eso que tenía criadas
empleadas en su negocio (v.18). En su misma casa tenía un taller de tejidos y
confecciones de ropas (vv.19,21).
(10)
También la recordaba como una mujer elegante y atractiva (v.22). La
familia no tenía ningún miedo al futuro (v.25), presentaban una cara sonriente
a la vida. Y no sólo su padre alaba sus manos sino su cerebro y lengua
(v.26). Su madre estaba demasiado ocupada para hallar tiempo para
chismear.
(11) Era
una mujer de hechos (v.31), una mujer y madre al gusto de Dios.
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