El pedacito que me queda
El título general: El pedacito que me queda
(Preparado por Humberto Pérez, reunión de hombres y mujeres, 1 Marzo 2008, sábado)
No daré propiamente una o dos conferencias, o uno o dos talleres donde ustedes aprendan cosas prácticas, ni señalarles en que campos pueden servir la iglesia del Señor, ¿no me digan que ustedes no lo saben?, eso ustedes lo conocen y no necesitan que yo se los diga. Al principio el doctor Sosa me dijo que compartiera algo de mi libro sobre los diáconos pero añadió que no todos los asistentes serían diáconos. Lo que diré sirve para uno y otros, para viejos y jóvenes. más bien escogí de la Biblia personajes adultos, y si ellos pudieron hacer eso ¡cuánto más los jóvenes! La iglesia apostólica estaba llena de jóvenes, servían hasta para sepultureros. Estaban en las reuniones de oración y predicación. El cristianismo es atractivo, concretamente la palabra de Dios, el evangelio, especialmente para los jóvenes.
Seré práctico pero ruego a Dios que con unción, así lo quiero. Lo que le falta a esos populares, industriosos entrenamientos, a esa lluvia de talleres, es espíritu y vida, el fuego de la verdad, y lo que les sobra es la creencia que los entrenadores nos quieren hacer pensar que somos los autores de la salvación de los demás, y no Aquel que está sentado en el trono y el Cordero. Mi deseo hoy es que ustedes al conducir a casa no sólo sepan más sino crean más, vayan con un “espíritu superior”. No les pido tanto que usen el papel y el lápiz sino que abran bien sus oídos y que como María pongan todas estas “cosas meditándolas en el corazón”, y lo examinen todo pero, por favor, “retengan lo bueno”.
Josué 14.6-15
Presentaré 3 pequeñas biografías.
Esta es la primera. Usaré los dos Testamentos. El primero es Caleb con otros compañeros en otras épocas. En este tiempo es un ex – espía de la Seguridad de Israel. Ante todo fue un hombre de fe. Fue guerrero después. Sirvió a Dios con fe, con un espíritu superior (igual que Daniel), alentando al pueblo del Señor (Num 14.24). Fíjate que es un gran pecado desalentar la iglesia por lo que uno habla y por los informes que da. Por ser así tuvo una promesa, una recompensa por lo que hizo le llegó 45 años más tarde. ¿Recuerdan a Mardoqueo? (Ester 6.1-3). Pueden pasar meses y años antes que la recompensa llegue.
Vivió todos esos años pensando que aún le quedaba algo por hacer…una promesa incumplida, cierta paga por parte de Dios, un premio, por su familia, por su pueblo y por Dios; no que ya había terminado sino meditando en la promesa de Dios. Desde los 40 años vivió por la fe. La fe de todos no es igual, Jacob al llegar a los 130 dijo que eran “pocos y malos” (Ge 47.9). En cuanto a Caleb había una promesa para él flotando en el aire.
La promesa de Dios tenía un efecto práctico y saludable sobre su mente, porque su deseo de vivir no le permitía llegar a sentirse inservible, aunque tenía 85 años. No se había apoderado de él el sentimiento de vejez que ya no tenía uso, que no le quedaba nada por hacer por Dios, por su nombre. No se dijo “ya acabé”, sino “todavía me falta”; no huía de la muerte sino que se metía dentro de la vida. Se decía a sí mismo “no hay un paso entre mí y la muerte, me quedan muchos”.
Y eso quiere decir que podría haber sido de bendición, inspiración y una saludable compañía a los jóvenes de su pueblo, era todo una historia pero fresca, un libro nuevo, no era una figura anacrónica y pasado de moda porque vivía con futuro; y con su plan para conquistar Horeb les daba dos lecciones.
(1) perseverancia en la fe, como creyó desde los días en que trabajó para su pueblo como uno de los doce espías; y en todo su recorrido tuvo más fe que su líder Moisés; y esa aspiración se la comunicaba a los jóvenes, hacerles sentir que es deber de ellos superar en fe a sus maestros. Muchos jóvenes pierden la fe en el colegio.
(2) Que se ocupen de cosas trascendentes y no de agasajarse el cuerpo. Hebrón había sido el lugar favorito de Abraham, allí se halla la cueva de Macpela, todavía existe y es una de las ciudades más antiguas del mundo, posteriormente el hogar por muchos años del rey David y donde le nacieron muchos hijos, y llegó a ser una de las ciudades de refugio perteneciente a los levitas. Enseñarle a hacer cosas grandes que no sean sus pequeños cuerpos y acariciar con sus manos el sexo opuesto. Todos estos líderes eran en ese sentido verdaderos profetas, en ese sentido él era como le dijo Pablo a Tito, mostrando seriedad, y ponían como servidumbre el cuerpo, lo golpeaban, para alcanzar la talla de un heraldo (1 Co 9.24-27). Cosas trascendentes: fe, santidad física: Caleb podía mostrarles sus viejas manos no manchadas por el pecado, y alzarlas sin vergüenza a Dios. Desarrollo de la inteligencia, eso lo supongo por el hecho de la victoria que planeó. El pedacito que te quede dalo a Dios.
Segunda biografía. Simeón (Lucas 2.25-32). Este hombre se quedó vivo ¿para qué? Testificar 5 minutos de Jesús y cantar una canción. ¿Poca cosa? Nunca es poca cosa cuando se hace por el Señor, incluso las personales si lo tenemos a él en mente, comer y beber (1 Co 10.31), dar un vaso de agua y oro, incienso y mirra que pienso que no era mucho pues deben haberlo gastado en Egipto. Algunos adornos de oro y algún dinero. ¿Y Pablo, no pasó dos años preso en una casa alquilada? (Hch 28.30). Y otro tanto en en Filipos, primera ciudad de Europa, en Cesarea, en Jerusalén y en Roma (Hch 24.27; 25.14). Así nacieron sus cartas llamadas carcelarias. Así escribió Juan Bunyan su Peregrino, y así compuso Spurgeon El Tesoro de David, su comentario sobre los salmos. Y con limitaciones, servía al Señor, fueran cadenas (Hch 26.29) o enfermedades (Ga 4.13) y si es de los ojos compra espejuelos (Ga 6.11).
Pero todas esas eran limitaciones físicas, no espirituales porque él pudo transportarse en cuerpo hasta el paraíso (2 Co 12.2-9) a pesar de sus enfermedades, ser abofeteado por un mensajero de Satanás y con un aguijón en su carne. Son las limitaciones espirituales las que nos estorban de ascender porque aun en el día del Señor no estamos en el Espíritu y no podemos hacer lo que el ángel le decía a Juan sube acá (Apc 4.1). Vuelvo a Simeón, si nos quedara de vida cinco minutos o diez para cantar un himno y bendecir un niño, ¡pero nunca tenemos tiempo para tomar uno en brazos, ni los nietos!, y cantar un himno, hacerlo para el Señor. ¿Saben cómo le pusieron los judíos por título al salmo 90? El canto del cisne. Fue lo último que hizo. Moisés era tartamudo, Aod era zurdo, ¿Sansón, cómo usted lo concibe? Yo, flaco y con el pelo largo. Su fortaleza no estaba en sus bíceps sino en su pelo, en el Espíritu. El Gran Agustín obispo de Hipona dicen que escribía de pie La Ciudad de Dios, sus Confesiones, y sus comentarios porque tenía hemorroide, y el gran Jorge Whitefield era bizco y se reían de él, pero aglomeraba a miles en las Colonias. David Brainer duró tres años como predicador a los indios americanos. Lea su diario y se avivará. Aunque tenga poco tiempo, poco dinero, poca salud, dele el pedacito que le quede a Dios.
Un ejemplo de consagración, los nazareos, consagrados para siempre, hasta la muerte
Números 6.1-21
“Esta es la ley del nazareo cuando se hayan cumplido los días de su nazareato: llevará la ofrenda a la entrada de la tienda de reunión, y presentará su ofrenda delante del Señor…”.
Si quieres ser instruido lee todo el capítulo. Nota que era más fácil entrar al nazareato que salirse de él. Concluir era más complicado ceremonialmente y debía hacerlo santamente, ofreciendo víctimas por “expiación”, holocaustos, etc. ¿Por qué?, tal vez por dos razones:
(1) porque aunque haya estado consagrado a Dios no había ejercido perfectamente su consagración y por esa razón debía poner en orden todo, ofreciendo por sus pecados vocacionales un cordero por expiación (v. 14). Había ido dejando imperceptiblemente pecados en el ejercicio de su función, no vistos por nadie más, cubiertos en su ejecución santa, olvidados aun por él mismo, o desconocidos por él pero que no lo habían invalidado en su función, sin embargo no le habían permitido alcanzar un clímax superior en su vida espiritual, se había quedado corto en las expectativas que Dios había puesto en él. Sólo Dios conocía como había transcurrido su nazareato y ahora le pedía que expiara aquellas culpas que le había soportado sin echarlo de su voto. El nazareo podría decir “he terminado bien”, sí, bien, pero no ejerciste tu función como hubiera sido menester que lo hicieras. No se había santificado en espíritu como tuvo oportunidad. Esto no era para un nazareo en particular sino para todos porque ya el Señor sabía que ninguno dejaría de cometer errores y pecados no mortales para su oficio. Oh Señor, yo al terminar mi ministerio tendré que hacer lo mismo, sé que no me he santificado en espíritu como tú esperabas, me he quedado por debajo de mi llamamiento.
(2) Aunque el nazareo hubiera cumplido su ministerio imperfectamente, con tantas ceremonias se indica que el Señor apetece que se quede y por eso recibe todo su servicio como si fuera perfecto y deja que continúe en su oficio. El Señor hubiera querido que se prolongase su consagración unos años más. No quería dejarlo ir, no deseaba que volviera a la vida normal. ¿No pasa lo mismo con los pastores que por razones económicas llegan a la edad de jubilación y prosiguen en sus púlpitos porque no les alcanzaría para vivir la pensión? Oh Señor, que yo sin necesidad no me jubile de mi nazareato. Amén.
Tercera biografía. Pedro.
2 Pedro 1.13-15
Este es un texto bonito que dice cosas importantes.
(1) Entre ellas que el cuerpo nuestro es un tabernáculo, o una casa o un templo donde habita el alma con Dios, con el diablo o con el pecado.
(2) En segundo lugar un día u otro debemos abandonar el cuerpo y en ese sentido ¿a dónde iremos? El cuerpo será llevado al cementerio, pero el espíritu será recogido por el Señor y llevado a su presencia o enviado a la condenación.
(3) Nota en tercer lugar que el apóstol habla con fe de la inminencia de su muerte, y sin miedo porque piensa que ella es una partida. La palabra original es “éxodo”. ¿No es una tontería no prepararse para ese éxodo eterno? No se puede evitar. Es una sentencia. El camino es Cristo. La verdad es Cristo, la vida es Cristo.
(4) Pero en cuarto lugar aunque tiene la muerte cerca está rindiendo servicio en la iglesia al Señor. No hay que sentarse a esperar que el llamado de Dios llegue, o huir de él con miedo, u ocupado en tareas menores. Son valiosos los hermanos que despiertan a los otros, aunque es mejor traducir "estimularlos con recordatorios"; o despertarlos con recuerdos; un estímulo es mejor que un reproche. No es edificante la llamada “crítica constructiva”; es mejor el estímulo, despertar y resucitar a los muertos en pecados y a los dormidos en la iglesia, es decir, consagrarse a un ministerio de despertamiento.
(5) En quinto lugar nota que es una forma diferente de despertar la iglesia. No con jóvenes sino con las palabras de los ancianos, ni con músicas, con actividades, sino con viejas doctrinas que ellos aprendieron. Un regreso al estudio de la Biblia, que perdurará aun después de nuestra muerte. El tamaño de su futuro es cosa de Dios y no de él, y el pedacito que le queda se lo dedica a Dios. El pedacito de vida que te quede dalo a la iglesia del Señor.
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