Viejos no son los que se miran canosos y arrugados
JOSUE 14:6-15 “Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios”. Caleb vivió todos esos años pensando que aún le quedaba algo que hacer. Había una promesa para él flotando en el aire. No se sentía inservible a los ochenta y cinco años. No se había apoderado de él el sentimiento de vejez y que ya no tenía uso, que no le quedaba nada por hacer por Dios, por su nombre. No se dijo “ya acabé”, sino “todavía me falta, no hay un paso entre mí y la muerte, me quedan muchos”. Vivió con el espíritu de un joven, no para agasajar la carne como los jóvenes, con intensidad. El ex-espía. Era un hombre de fe. Sirvió a Dios con fe, positivamente, alentando al pueblo del Señor (Num.14:24). Es un gran pecado desalentar la iglesia. Pero tiene una gran promesa tener algo que hacer dentro de ella. La recompensa por lo que hizo le llegó cuarenta y cinco años más tarde. ¿No recuerdas a Mardoqueo por descu...